Incomodidad, tensión y enfado: nuestros aliados

Incomodidad, tensión y enfado: nuestros aliados

Muchas veces es la incomodidad o el enfado que sentimos en una situación en particular la que nos informa que no hemos estado reconociendo nuestros límites. Titulamos a esta nota: Incomodidad, tensión y enfado: nuestros aliados.

Por esto tienen un gran valor en nuestra salud: son los encargados de mostrarnos que hay alguna necesidad insatisfecha y que es menester ocuparse de ella.

En los niños esto se ve muy claramente: cuando tienen sueño se enfadan (es decir, cuando su capacidad energética ha traspasado el límite saludable, se irrita porque su necesidad de descanso no está siendo satisfecha).

El enfado, muchas veces lo experimentamos junto con pensamientos que lo alimentan, y tenemos una tendencia a polarizarnos entre la censura y la explosión. O lo sacamos hacia afuera de manera impulsiva y sin cuidar al otro, y lo vivimos como que “se nos escapa sin poder controlarlo”. O lo censuramos y “nos lo tragamos”.

Es importante aprender a diferenciar la sensación corporal del enfado (mensajera de la necesidad), del pensamiento que lo alimenta. Para así poder ocuparnos responsablemente de cubrir las necesidades insatisfechas que originaron este desequilibrio energético y emocional.

 ¿Cómo reconocemos entonces nuestros límites?

El que nos trae el mensaje es el cuerpo: las sensaciones y sentires que experimentas en una situación, son las señales que te brinda el cuerpo para darte cuenta que estás tenso o enfadado. A muchas personas les cuesta reconocer estas sensaciones y emociones, porque están “mal vistas” o son incómodas.

Para reconocer los propios límites, es necesario darse el espacio de escuchar el cuerpo. Y de observar con qué emociones y necesidades están asociadas esas señales corporales. Por ejemplo, tensión en la mandíbula, en las manos o los omóplatos, rigidez en el cuello y abdomen, pueden estar asociadas con el enfado. Y a su vez éste ser producto de tener hambre y no estar ocupándome de alimentarme por estar haciendo otras cosas que pienso que son más urgentes/importantes.

Darse el permiso para habitar el enfado, la tensión o incomodidad y conectar con el cuerpo, aunque sea incómodo, puede ser de mucha utilidad para reconocer mis límites y necesidades.

Un recurso interesante es “tomarte un tiempo” cuando comienzas a notar que algo “no va bien”, para respirar y practicar esa escucha interna. Observando qué lugar en tí está siendo movilizado y por qué.

Aprender a ver más allá de lo evidente, y escuchar tus límites a tiempo puede contribuir a fomentar relaciones más armoniosas y empáticas tanto con tu entorno como contigo mismo.

Y si estás acompañando infancias puede ser además un antes y un después en la escucha de lo que le pasa al niño.

Si quieres desarrollar tu escucha activa para poder identificar qué mensajes te trae el cuerpo en tu día a día, tenemos un curso llamado el “El Sí detrás del No” donde profundizamos de manera práctica, corporal y teórica sobre estos tres ejes: Límites, Autocuidado y Comunicación. 

Es una propuesta para el autoconocimiento que brinda además aportes a quien esté acompañando infancias.

La próxima edición comienza en octubre. Por ser parte de la revista, tienes descuento del 20% si te inscribes antes del 25/8 . Para más información escríbenos a info@laboratoriopresente.com

Laila Horwitz

Terapeuta Psico-Corporal

Bioenergética

Especializada en Comunicación No Violenta y Crianza Respetuosa

También te puede interesar

Un comentario sobre «Incomodidad, tensión y enfado: nuestros aliados»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Abrir chat
Dejanos tu mensaje