Hoy queremos preguntarnos, qué pasa cuando un niño se convierte en hermano.
Cuando llega la noticia de que vendrá un hermanito, esto genera una revolución, tanto para los papas como para el futuro hermano. Es un momento familiar donde los lugares subjetivos se modifican, y para lo cual es preciso acomodarse. Esta situación no es sencilla y genera una crisis en la familia. Y la situación se complejiza aún más, cuando el hermano que llega tiene problemas en el desarrollo.
Es una realidad, que la mayoría de los mapadres se abocan de lleno en el acompañamiento de ese hijo que tiene mayores dificultades. Muchas veces la vida familiar gira en torno a consultas medicas, estudios, terapias, viajes por diferentes tratamientos.
Los hermanos quedan generalmente fuera de este encuadre, tienen menos contactos con los profesionales y con pares que puedan estar atravesando la misma situación. A veces no cuentan con información fehaciente de lo que está sucediendo, no saben por qué sus hermanos van a terapia.
Se encuentran más desamparados, aislados, desdibujados de sus sentimientos, necesidades e interrogantes. Los mapadres piensan frecuentemente, que no es necesario hablarlo ya que ellos son mas fuertes, cuentan con ms recursos, cuando la realidad demuestra lo contrario: son niños y los necesitan.
Los hermanos de un niño con problemas en el desarrollo, requieren mucho sostén y apoyo de sus familias. Necesitan tener adultos disponibles para ellos, que los contengan y les hagan sentir cuan importantes son.
Precisan ser parte de todo el circuito que se arma alrededor de su hermanito con dificultades, ya que ellos ocupan lugares fundamentales dentro de la dinámica familiar.
Las relaciones que se establecen entre hermanos, son fundantes y decisivas en el desarrollo de todos los niños, en especial, cuando uno de ellos tiene una discapacidad.
Con un hermano se aprende a negociar, a compartir el juego, se generan discusiones y conflictos. Pero sobre todo, se establecen vínculos afectivos de apoyo, ayuda y compañía; es un compañero que posibilita vivenciar experiencias diversas y significativas. Es necesario que los adultos puedan mediar para ir aprendiendo y construyendo modalidades de vincularse sanamente, habilitando espacios para la escucha de las distintas emociones y pensamientos que se ponen en juego en una relación fraterna.
La intervención de los mapadres es fundamental para afrontar los inconvenientes que vayan surgiendo en este vínculo, teñido de afectos ambivalentes. Y con el plus que genera muchas veces las dificultades de una discapacidad.
Poder abordar las vicisitudes que van surgiendo en la dinámica vincular fraterna, reducirá el impacto negativo en conductas futuras.
Comprender y aceptar que todos somos singulares, que ocupamos un lugar especial en la trama familiar, que es necesario respetar los tiempos de cada uno para acomodarse a la convivencia con un niño con problemas en el desarrollo, es habilitar un espacio más humano y real.
Los niños necesitan tener la certeza de que se los ama incondicionalmente. La mejor prueba de que esto es así, consiste en validar siempre sus emociones; acompañar y apoyar sus decisiones cotidianas sencillas, pero sumamente significativas para ellos; estar atentos a sus necesidades emocionales, dispuestos a escuchar sus dudas y responder a sus preguntas acerca de lo que sucede con su hermano. Es imprescindible acercarlos siempre, lo más posible a lo real, a lo concreto. Ocultar verdades por temor a angustiarlos, no hace más que generarles ansiedades, incertidumbres y confusiones.
Como profesionales de la salud, que acompañamos procesos de familias con niños con problemas en el desarrollo, consideramos de vital importancia visibilizar a los hermanos, estar atentas a sus inquietudes y temores, para poder trabajar en la aceptación de sus historias de vida, y de alguna manera, contribuir a hacer mas livianos sus recorridos.
Luciana Cofré
Lic. en Psicología
lucianacofre.lc@gmail.com
@lic.luciana.cofre
Viviana A. Pardo
Lic. en Psicopedagogía
vivianaandreap@yahoo.com.ar
@licviviana_pardo
Fuente Imagen: Psicología para niños
2 comentarios sobre «Los hermanos de niños con problemas en su desarrollo: Crecer juntos»