Espacio simbólico de resguardo en el juego
Casita, choza, cueva, cabaña, todos nombres que le dan los niños a ese lugarcito de la casa que es sólo suyo, hecho de almohadas, almohadones, sábanas, acolchados y mantas, es el lugar donde buscan intimidad y permanecen ellos mismos, para conocer su cuerpo, sensaciones, conectar con si mismos.
Alrededor de los 3, 4 años los niños entran en un juego simbólico de hacer como si… Recrean situaciones vividas e imitan a los adultos. Así asimilan situaciones que se dan en la vida real.
Ya a los 5, 6 años tienen la necesidad de sus propios espacios especiales. Ya no es sólo de juego sino que es privado, con sus secretos y sus reglas, alejado de las reglas del mundo de los adultos.
Todas estas “casitas” aumentaron debido a la cuarentena, y no es algo que deba alarmarnos. Es de gran importancia para su desarrollo y salud emocional. Es una forma de fomentar el vínculo entre niños/as y la naturaleza, esto es importante en el proceso madurativo del niño.
Tus hijos ¿hicieron guaridas?
Lic. Andrea Biagiola
M.P. A 3101
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