Amamantar el alma

Durante casi un año, mi cuerpo, fue tu cuerpo, con ellas te alimentabas.

Sentir esa conexión es inexplicable, sentir que crecías porque mi cuerpo podía darte todo lo que necesitabas, era un milagro hermoso.

Muchas veces me cansaba, me fastidiaba, pero no sabia que dejar de darte de amamantar, seria tan duro para mi.

Hoy extraño horrores esos momentos, largas horas sentada en el sillón, y vos disfrutando cada centímetro de mi piel, llenándote de mi, sintiéndote seguro, amado.

No quise dejar de darte, pero circunstancias de la vida, hicieron que abruptamente ya no pueda hacerlo.

Dentro mío quedo mucho, sentir que no podía darte mas, sabiendo lo que amabas y necesitabas esos momentos, fue muy doloroso y aun sigue siéndolo.

Sentir mis pechos vacíos, me vacía a mi, me falta algo, algo enorme, que jamás imagine fuera así la perdida.

Necesito y estoy buscando nuevas formas, nuevos encuentros, se que los hay y los habrá, porque ambos sabemos que el amor tiene muchas formas y colores.

Agradezco el haber podido, y podido tanto, el haber llegado a donde nunca hubiese imaginado, aunque dentro mío aun quede una tristeza enorme por la manera en que tuvimos que dejarnos, no hubo despedida, no hubo tiempo, no hubieron muchas explicaciones, solo quedaron pechos vacíos, un cuerpo que se siente vacío, lagrimas en mi rostro, y el eterno agradecimiento a la vida de haber podido tanto, de haber conocido ese milagro de poder dar, de poder en mi ser dos, de poder fusionarnos, de poder sentirnos tan plenos, tan llenos de cada uno, de poder estar tan unidos, de poder llegar tan alto, de poder meterte tan dentro mío…

Anónimo

Fuente imagen: cordobabuenanoticias

También te puede interesar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *