Casi todos los alimentos que consumimos en la actualidad, se procesan de alguna manera.
Esto se realiza, para hacerlos más agradables a nuestros sentidos o para ser preservados para su consumo posterior.
Si bien muchos tipos de procesamiento son necesarios, beneficiosos y no generan daño para la salud, existen muchos otros que la perjudican.
Existe una clasificación que agrupa los alimentos según su grado de procesamiento: Alimentos naturales / frescos
Son los obtenidos de plantas o de animales que no sufren ninguna alteración tras extraerse de la naturaleza: frutas, verduras, carnes y huevos.
Se pueden consumir sin problema!
Alimentos mínimamente procesados
Son alimentos naturales que se han sometido a un procesamiento sin la adición de sodio/sal, azúcares, aceites, grasas ni otras sustancias.
Ejemplos: frutas y verduras congeladas, o envasadas al vacío, cereales como trigo, salvado y arroz, legumbres secas, leche, entre otros.
Se pueden consumir sin problema.
Alimentos procesados
Son alimentos sometidos a diferentes procedimientos que incluyen métodos de cocción y de preparación.
Como también fermentación no alcohólica; con el objetivo de aumentar la vida útil de los mismos o para mejorar su gusto, olor, color.
Suelen tener dos o tres ingredientes.
Son productos enlatados como choclo, arvejas y atún; conservas como duraznos en lata, quesos; pan artesanal y otros productos de panificación como pastas y fideos, levaduras, yogures, aceites vegetales y azúcar, entre otros.
Su consumo debería ser moderado.
Alimentos ultraprocesados
Son productos obtenidos a partir de la combinación de varios ingredientes procesados.
Incluyen la adición de ingredientes industriales, aditivos y conservantes que incorporan exceso de grasas, azúcares y/o sodio/sal.
Suelen tener gustos muy marcados (exageradamente dulces o salados, por ejemplo) y en general, vienen listos para consumirse o calentar y requieren poca o ninguna preparación.
Existe cada vez más evidencia en relación a la dependencia que generan y el potencial que tienen para deteriorar los hábitos alimentarios desde la infancia.
La incorporación habitual de los productos ultraprocesados no ayuda a mejorar la calidad de la alimentación porque aportan baja o nula cantidad de vitaminas, minerales y fibra, con exceso de grasas, azúcares y/o sal.
Son las bebidas azucaradas, galletitas dulces y saladas, amasados de pastelería, golosinas, productos de copetín, snaks, embutidos, fiambres, carnes procesadas, helados, aderezos, entre otros.
Se recomienda evitar su consumo.
Cambiar hábitos es difícil, pero no imposible.
Hay que empezar de a poco y no apabullarse!
Dra. Anouk Fastman
Médica pediatra, especialista en gastroenterología
@soy.gastroinfantil