¿Cómo puedo preparar a mi hijo para la llegada de un hermanito?

Es sumamente necesario poder poner en palabras la transformación que recorre cada familia ante la llegada de un nuevo integrante. Que, sin duda, viene a reacomodar a esa familia que ya parecía estar conformada, a mover “los lugares” que cada uno ya ocupaba, para reorganizarlos. Como se dice, el corazón se agranda, y las posibilidades de aprendizaje también. Los vínculos se transforman, renuevan y acomodan, siempre con mucho amor.

Podemos preparar el terreno explicándole que en unos meses habrá un nuevo integrante en la familia, que él bebe necesitará de nuestro amor y cuidado al igual que cada integrante de la familia.

  • Invitarlo si quiere participar de juegos, momentos con su hermano. Siempre respetando su deseo.
  • Podemos mostrarle lo positivo de ser hermano mayor. Las cosas que este hermano puede hacer y él bebe no.
  • No obligar.
  • No comparar.
  • No, decir “él es más chiquito” (es injusto el no eligió nacer antes).

¿El vínculo entre hermanos se construye?

Las relaciones íntimas, amorosas entre hermanos, se construyen, con la mirada y las intervenciones de los padres, del acompañamiento y de la valoración individual de cada hijo.

En muchos de los conflictos los adultos no intervenimos, por miedo a lo que van a pensar otros adultos, a creencias impuesta de que los niños pueden gestionar por sí solos las diferencias. Mientras lo único que se hace es que en cada pelea el enojo tome fuerza hasta llegar a la violencia física o verbal.

En este tipo de conflictos (como en todas las relaciones vinculares) la mirada del adulto es imprescindible. Todo lo contrario, a la famosa frase “dejalo que lo resuelvan solos”. Como adultos debemos intervenir, escuchar y mirar atentamente a las distintas posturas que se presentan, siendo una guía en la búsqueda de acuerdos respetuosos para ambos. Tratando de no utilizar el castigo como respuesta, eso solo llevará a que los niños se enojan entre ellos por el castigo recibido, y solo pondrá más complicado el panorama.

La palabra siempre debe estar primero, no basta solo con decirlo, durante mucho tiempo hay que acompañarlo, con gestos, con tiempo, con paciencia, con ejemplos. Para que así, después de muchas intervenciones algún día lleguen a incorporarlo y así puedan resolver los conflictos de un modo amoroso.

Es importante:

  • Ayudarlos a poner en palabras sus necesidades.
  • Acompañarlos a través de la palabra lo que fue sucediendo, dando lugar a que puedan identificar, sentir y pedir lo que necesitan en ese momento.
  • -No buscar culpables, los niños están aprendiendo a relacionarse, por eso los adultos debemos estar ahí acompañando.

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  • Anticiparnos a los hechos (en la medida que se pueda).
  • Estar cerca para que cuando empiece algún tipo de conflicto, podamos intervenir, y servir de guía.
  • Poner en palabras lo que creemos que está sintiendo cada uno.
  • Hablar con los protagonistas, de lo que ocurrió.

Noelia Utrera

Lic. En Psicopedagogía

Escritora del libro: “Un súper hermano”

@loscuentosjuegosdemama

Fuente Imagen: TvCrecer

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