Me pregunté más de una vez al momento de ponerme a escribir este artículo, si compartir esta situación que se me presentó. Y luego de luchar un tiempo con ella, me rendí y me dije: Claro!
¿Por qué no?
Es lo que sucede, lo que me acontece. Y lo que aconteció es el de enfrentar la hoja en blanco y sentir que por momentos en blanco se me pone todo. Todo amalgamado y prolijamente en blanco. ¿No es esto una crisis?, ¿ no es, un vacío?. Y las cataratas de emociones que comienzan a manifestarse, angustia, pánico, sorpresa, insatisfacción, y el desafío de estar frente a algo que me gustaría fuese diferente.
Cuando somos conscientes de estas situaciones que acontecen a diario, nos permiten recordar que estamos frecuentemente experimentando crisis, pequeñas, insignificantes algunas y/o muy profundas otras. De alguna manera conllevan un duelo y un desafío constante frente a lo no deseado e inesperado.
Si nos ponemos a pensar, las nuevas oportunidades, traen la posibilidad de revertir situaciones, el salir fortalecidos, con nuevos aprendizajes…¿ nos sucede en medio de la bonanza?, ¿ en medio de lo exactamente esperado?, ¿ nos sucede en medio de la exaltación alegre?.
Al pensar en el duelo se lo relaciona con la muerte física, propia o de los otros. Y en este camino de ir viviendo, vamos experimentando también, micro duelos de la mano de crisis, pequeñas y grandes.
Empezar a integrar la muerte como parte de la vida, implica observarla, es decir en pequeñas situaciones cotidianas, de manera simbólica o concreta, que representan un ciclo, un empezar y un terminar, por ejemplo. En la naturaleza lo podemos ver manifiesta con la salida del sol y en su ocaso. ¡Cuanto podemos ver, cuando nos asomamos a la vida con la curiosidad de un niño!
Retomando el inicio de esta nota, podemos pensar que ante una situación “crítica” al disponernos a su manifestación y “usarla” a nuestro favor, facilita lo que se está generando.
La idea es poder ver que lo que vivimos implica conocer, mirar, aceptar y entregarnos para recibir lo que nos quiere dar..
Una crisis es una gran oportunidad. Nos dispone a dejar ir lo esperado, lo que debiera ser, y aprendemos a reconciliarnos con la aceptación de lo inevitable. Implica morir un poco, soltar creencias limitantes, preconceptos, juicios, algo viejo muere y algo comienza a nacer.
Los cambios traen pérdidas, las pérdidas, dolor, incomodidad.
Con el dolor duelamos. Duelamos los cambios físicos, el paso de la adolescencia a la juventud, duelamos cuando los hijos dejan la casa, cuando dejamos de trabajar para ser jubilados, cuando tomamos decisiones sabiendo que algo perdemos para ganar y tantas situaciones diferentes que forman parte de los distintos ciclos vitales de la vida.
Krishnamurti nos dice, en su libro “ Sobre la vida y la muerte”…”Para mí, el vivir no está separado del morir, porque en el vivir hay muerte. No existe separación entre la muerte y la vida. Uno conoce la muerte porque la mente muere a cada minuto, y en ese final mismo -no hay continuidad- hay renovación, novedad, frescura, inocencia”.
Te invito a continuar el camino de la auto-observación.
¿De qué nos habla la vida, hoy?.
Clr Patricia Pinnola
Consultorio Villa Urquiza
Cel 1560199386.