En la era de los likes, reacciones y vistos que simplifican, acotan o mejor dicho “anulan” las palabras, se generan muros que separan y para escucharse hay que hablar cada vez más fuerte. Titulamos a esta nota: La importancia de la palabra
¿Nos detenemos a hablar o no tenemos tiempo? ¿En qué lugar han quedado las palabras en la cotidianeidad?
Todo aquello que anule las palabras hace que el camino de la comunicación se angoste y con ello se limita el canal de expresión: nuestra garganta. Y con ello: ¡Bienvenido nudo en la garganta! ¡Bienvenida angustia!
Mientras más angosto, menos palabras, más angustia.
Cuanto más acumulo lo que quiero decir = más explosión interna y externa.
¿Te resuena?
Por eso hoy, le damos un lugar importante a la palabra. La palabra nos libera y genera alivio. ¿Cuántas veces te has encontrado postergando una conversación y cuando te permitís sacar eso que te ahoga, sentís que te sacas una gran mochila?
La palabra nos permite conocernos, tanto a nosotros mismos como a los demás.
A través del lenguaje, nos relacionamos con los demás, brindamos y recibimos información, transmitimos pensamientos e ideas y comprendemos los sentimientos e ideas de las demás personas.
El lenguaje es un medio que permite expresar lo que nos ocurre interiormente para que los demás puedan conocerlo y entendernos. Es decir, sirve para comunicarnos (de forma verbal o no verbal).
Pero no siempre comunicamos lo que queremos y en el peor de los casos se generan conflictos. Esto se debe a que en la comunicación se ponen en juego tres elementos: un emisor (el que dice), un receptor (el que escucha) y un mensaje (lo que se dice). Esto implica que no siempre que alguien dice algo logra comunicarse.
Por último, en la comunicación existen tres niveles: lo que queremos decir, lo que decimos efectivamente y lo que entiende quien nos escucha.
Por eso: “el desafío de la comunicación es hacer coincidir los tres niveles, ya que es la única manera de que ésta sea efectiva”.
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¿Qué nos puede ayudar a lograr eso?: “La pregunta”, ya que es un modo de asegurarnos que se comprende lo que se quiso decir.
Asegurar una comunicación efectiva es un modo de prevenir actos de violencia. Ya que la mala comunicación genera enojos, interpretaciones o suposiciones erróneas y malentendidos.
Por lo tanto, la palabra es mediadora entre el impulso y la acción para prevenir la violencia. Es mediadora no sólo hacia el mundo exterior sino también interior, ya que nos permite reflexionar antes de hablar y actuar.
Por eso: ¡Bienvenidas palabras!
Mgter Beron Sabrina (Mat 3044)
Licenciada en Psicología
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