Niñez y aislamiento

A partir del establecimiento de la cuarentena y del aislamiento social, preventivo, y obligatorio, se modificó totalmente la rutina de los niños, y sus las familias.

Hace ya casi un mes y medio que especialmente los chicos se encuentran confinados en sus casas, ya que pertenecen a un sector de la población que no están habilitados a realizar salidas al exterior de ningún tipo (exceptuadas ciertas urgencias). Ante esta situación surgen en las familias muchos interrogantes sobre cómo impactará el cumplimiento del aislamiento en los niños, y sobre todo en su salud mental.

Los psicólogos y psicólogas abordamos a la complejidad  de cada ser como singular y particular, es decir que no hay una norma general acerca de cómo puede esto afectar a todos los niños, ya que lo que puede ser traumático para uno, puede quizás no serlo para el otro. Por otro lado, no hay antecedentes acerca de cómo los chicos han atravesado situaciones de pandemia y aislamiento, por lo cual solo podemos remitirnos a lo que podemos observar actualmente en su comportamiento y en las emociones que manifiestan al respecto.

A medida que los días de cuarentena van pasando, lo que en un primer momento parecía ser divertido, ya que permitía compartir más tiempo con la familia, o tener la suerte de no ir a la escuela, en algunos casos comenzó a empezar a ser difícil de transitar. 

A los psicólogos de niños nos empezaron a llegar consultas de familias que explicaban que veían a sus hijos más irritables, angustiados, con miedos exacerbados, pesadillas o llanto repentino y sin motivo aparente. Otro motivo de consulta muy común está relacionado con niños que tienen grandes modificaciones en la ingesta de alimentos (o comen demasiado, o dejan de comer) o los que habiendo ya adquirido el control de esfínteres hace tiempo, comienzan a hacerse pis nuevamente.

¿Que les está pasando? ¿Por qué empiezan a aparecer estos cambios en los niños? 

-Tenemos que tener en cuenta que no es solo el aislamiento lo que los chicos están atravesando, sino que estamos en un contexto de pandemia y palabras como virus, enfermedad o muerte, se hacen presente en el discurso cotidiano tanto de los medios de comunicación, como en la familia misma. Ellos no están ajenos a esto y es importante protegerlos siempre de lo que escuchan.

-Por otro lado los niños deben adaptarse a nuevas modalidades de aprendizaje dónde son los padres quienes empiezan a ocupar el rol de maestros, en soledad, sin pares, sin posibilidad de generar vínculos, y dejando de lado el contacto corporal que tan importante es para ellos. Se busca así sustituir los aprendizajes de la escuela a través de la virtualidad, olvidando lo importante del contacto social, sobre todo en los más pequeños.

-Su necesidad fisiológica de movimiento también se ve obstaculizada, ya que en la mayoría de los hogares no cuentan con el espacio para poder correr, saltar, jugar y descargar energía.

-Los adultos de las familias suelen continuar realizando sus actividades laborales en el hogar, y teniendo que cumplir generalmente con las mismas exigencias que si estuvieran desempeñándose en el espacio laboral habitual. Esto requiere una reacomodación de horarios, rutinas, espacios,  y para los niños y niñas suele ser difícil entender que papá o mamá están en casa todo el día, pero no están disponibles para jugar o atenderlos cuando ellos lo requieran. 

-Por otro lado es importante tener en cuenta que muchos chicos han sido aislados de otros familiares significativos como pueden ser abuelos, tíos, o incluso alguno de los padres (en caso de vivir en diferentes hogares), lo cual puede traer aparejado consecuencias en el comportamiento o cierto desborde emocional.

En este contexto es lógico y esperable que puedan aparecer consecuencias en su salud mental y emocional, que se manifiestan en distintos tipos de síntomas.

¿Cómo podemos entonces ayudarlos?

-Es importante explicarles con palabras simples y cotidianas lo que está pasando. Ellos están viviendo un cambio importante en su rutina diaria y tienen que conocer qué es lo que sucede según las posibilidades de entendimiento de cada uno. En las redes circulan algunos cuentos que pueden ayudar 

-Limitar la información que escuchamos y compartimos es saludable tanto para adultos como para niños. Debemos estar atentos porque muchas veces hablamos con naturalidad y utilizamos palabras que es preferible evitar frente a ellos.

-Limitemos la exigencia, hacia ellos y hacia nosotros como mamás y papás. Es difícil cumplir con todo como antes. Intentamos aprender y trabajar en contexto de pandemia, no nos olvidemos de eso.

-Pongamos en palabras sus emociones. “Yo creo que quizás estás triste porque extrañas a la abuela” o “¿Podrá ser que el quedarte en casa te haga sentir enojado?” pueden ser algunos ejemplos. Hablemos mucho de lo que nos pasa, incluso de lo que como adultos sentimos. Hablemos de que extrañamos a otras personas, de lo importante que son para nuestra vida. Hablemos de que nos cuesta trabajar en casa porque también tenemos ganas de jugar. Negar lo que nos pasa suele ser contraproducente. Animémonos a hablar de nuestras emociones

-Aceptemos que es una situación difícil, que todos de una forma u otra estamos atravesando un duelo porque algo se perdió. Los adultos atraviesan distinto tipo de pérdidas según su situación actual (proyectos que no vamos a poder realizar, viajes, pérdidas económicas, etc). En el caso de los niños también hay que elaborar ciertas pérdidas que no son menos importantes (salidas a la plaza, los juegos en el jardín, cumpleaños propio o de amigos, las visitas a los abuelos el fin de semana).

Por último, es muy importante que si de alguna forma sentimos que la situación nos sobrepasa, que vemos demasiados cambios de comportamiento en los chicos o también en los adultos, o que la tensión y los desbordes emocionales son demasiados, es pertinente hacer una consulta con un psicólogo que pueda ayudarnos a evaluar la situación. Los profesionales de la salud también continuamos trabajando de forma virtual, porque sabemos lo desestructurante que puede llegar a ser el aislamiento y el atravesar una pandemia. Y que no hay salud, sin salud mental.

Ya volverán las reuniones, los paseos a la  plaza, la escuela, los cumpleaños. Ya volveremos a encontrarnos. Tenemos que apoyarnos unos a otros porque esto pasará. Es momento de calma, de paciencia y acompañamiento entre todos


Lic. Yanina Madarino

@psi.licyaninamandarino

Fuente iamgen: Misiones Cuatro


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