La inseguridad social

Hablemos de: La inseguridad social

Un malestar más habitual de lo que parece y suele emerger en la etapa más difícil a nivel identitario como es la adolescencia. Titulamos a esta nota: La inseguridad social.

Sucede cuando la mente comienza a sobre pensar y reevaluar constantemente nuestros pensamientos, palabras, acciones, actitudes y hasta la posición de nuestro cuerpo. Nos hace sentir incómodos con nosotros mismos calculando lo que el resto estará pensando u observando. Pone en duda todo nuestro actuar y nos hace sentir observados, criticados y juzgados por el entorno.

En otras palabras, inhabilita totalmente la confianza, la seguridad y la capacidad de uno mismo para afrontar la situación. Promoviendo estados de timidez, paranoia o aislamiento social. Esto puede a su vez, derivar en una total dependencia emocional para con el resto, ya que debido a la baja autoestima confían más en el criterio de otro que en el personal. Y adoptan opiniones ajenas como propias para no contradecir al resto ni sentirse rechazados.

Según el grado de aislamiento social y nivel de malestar que genere, será el diagnóstico diferencial con otras patologías más severas.

En la terapia individual con adolescentes y jóvenes ingresado a la vida universitaria, estuve observando que muchos siguen con efectos de la cuarentena al día de hoy. En algunos casos la inseguridad social se originó durante el aislamiento del 2020 y en otros casos enfatizó algo que ya venía sucediendo desde antes.

Ya sea en la época escolar o en la universitaria, lo social es trascendental y será clave a la hora de abordar la vida adulta.

Para trabajar esto, la inclusión de la familia es muy importante, ya que es el primer grupo social en el que se prueban las habilidades sociales, las lealtades, las primeras discusiones y maneras de defenderse. Así como también las maneras de comunicarse, y de expresar sus sentimientos y emociones.

Es así entonces que la validación y la contención que puede ofrecer la familia es esencial.

También para estar atentos a síntomas físicos (si es que aparecen) y para sostener la emocionalidad y la autoestima de los chicos. Comprender los miedos, escuchar las dudas; sin confrontar su timidez sino acompañarla con firmeza. Transmitirles la confianza que ellos perdieron en sí mismos.

En la terapia, será importante desafiar las creencias limitantes que frenan el desarrollo social, las inseguridades de base. Y comenzar a reconstruir la confianza personal.

Se trabaja sobre el auto concepto y el diálogo interno que se tiene en el día a día.

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A través del análisis en conjunto se podrán ver los patrones actitudinales, las palabras, el estilo y la manera de relacionarse con los más cercanos. Gracias a un mayor entendimiento y perspectiva sobre su historia y la problemática actual, se podrán lograr pequeños cambios. Como dejar de sentirse vulnerables para poder sentirse capaces y confiar en sus recursos.

Todo es un proceso. Nada sucede de un día para el otro. Pero vale la pena confiar en que sí se puede avanzar y superar ésta inseguridad. Optar por un cambio y pedir ayuda es un gran primer paso. Y mientras antes se comience mejor!

Si algo de esto les parece que le puede estar pasando a algún familiar adolescente o joven, no duden en contactarme.

Lic. Florencia Pérez Pandolfo

Psicóloga

florencia.perezpandolfo@gmail.com

Fuente imagen: Centro de psicologías Hemiferios

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