Cerca de los 2 años surge la etapa de los caprichos. Basta un simple y lógico NO para generar un berrinche.
En general la secuencia es siempre la misma: el nene está contento jugando, hablando, quiere algo, escucha NO y pareciera que el mundo se desmorona. Pero lo que cae, lo que se detiene en ese momento es el mundo de las palabras. Sólo vemos gritos, llanto, pataleo.
¿Qué hacer entonces? Retomar el camino. Calmarlo. Con cariño atender y contener al chico, explicarle lo que está sintiendo, que está enojado, frustrado. Pero no ceder ante su pedido. Ni angustiarnos o frustrarnos con él.
Que la vida no es color de rosas se aprende por un camino complicado, porque se aprende con el NO, con llanto, con berrinches.
Lic.. Marina Halperin
Fuente imagen: Telemundo