Herramientas y actividades para trabajar las emociones con los niños- 2da parte

En esta esta oportunidad, asumí el desafío de llevar a la acción lo que planteo en términos de la importancia de trabajar las emociones con los niños, buscando aportar algunas herramientas que permitan a las familias poder abordar este tema en sus hogares.

Tal como mencioné en mi anterior artículo: así como es importante alimentarnos de una manera adecuada tenemos que poner atención a cuáles son aquellos nutrientes emocionales que necesitarán los niños para desarrollar una sana autoestima.

Por tal motivo, es que el juego tiene un importante rol en el desarrollo emocional, ya que es a través del juego libre como los niños pueden elaborar situaciones inconclusas, temores, necesidades y deseos. Es por medio del juego que los niños manejan y controlan situaciones dolorosas, descargan ansiedades y metabolizan acontecimientos cotidianos como así también traumáticos.

Como punto de partida es necesario entender que como familia tenemos que estar acompañando los procesos de aprendizaje en los niños. Si bien puede parecer que las emociones básicas son conocidas por todos, es importante poder desarrollar escucha activa y trabajar con los niños en la construcción de ese significado, haciéndoles ver que las emociones son necesarias, que es importante conectarnos con todas ellas en diferentes momentos de nuestra vida, ya que nos permitirán fijar acciones partiendo de ubicar que estamos sintiendo ante determinado suceso.

Una actividad muy sencilla para realizar con los niños y que permite empezar a explorar el tema de las emociones, es el armado de un afiche con un collage de imágenes que representen diferentes emociones. Les propongo buscar y pegar recortes de revista donde aparezcan personas expresando emociones como: la alegría, la tristeza, el enojo, el miedo, el asco, etc. Luego de ello, abrir un espacio de dialogo donde puedan preguntarles lo siguiente: ¿si ellos se sienten como algunos de estos personajes en este momento o si recuerdan algún hecho que los pudo haber conectado con alguna de esas emociones en alguna oportunidad?, ¿cuáles fueron los cambios que notaron en el cuerpo al experimentar dicha emoción?, otra alternativa es que puedan hacer un dibujo de ellos mismos cuando experimentan esa emoción, y puedan preguntarles: ¿cómo creen que se ven sus caras en ese momento? ¿Y cómo se sienten cuando alguien de la familia se encuentra experimentando alguna de esas emociones?

Otras actividades que les comparto para hacer con los niños y que pueden además de resultar divertidas, generar un espacio de conexión con lo que están experimentando en este contexto desde otro lugar, son las siguientes:

Cambia el canal

Si nuestra mente fuera como un televisor ¿En qué canal está tu mente? ¿Es un canal alegre, enojado o triste?

Si no te sentís bien viendo ese canal, podes imaginar que tenes un control remoto y que podes cambiar el canal a uno que te haga sentir mejor. Si estas mirando un canal que te preocupa mucho, podes cambiar a uno que te traiga calma. Si estas mirando un canal triste, podes cambiar a un canal que te haga sentir feliz. ¿Qué le pondrías a ese canal para sentirte mejor?

Me siento bien conmigo mismo

Nombra tres razones por las cuales te sientes bien con vos mismo. Lee cada una de ellas en voz alta:

1) Me siento bien conmigo porque….

2) Me siento bien conmigo porque…

3) Me siento bien conmigo porque…

Yo puedo hacerlo

Decí esto en voz alta tres veces:

“Yo puedo lograr todo lo que se me cruza por la mente”. “Si lo puedo imaginar lo puedo lograr”

Nombra algo que puedas hacer.

Todas estas actividades son importantes porque nos permiten conectar con nuestra inteligencia social. Si bien en la actualidad existe un mayor conocimiento respecto a las inteligencias múltiples, y ya existen algunos colegios y jardines que fomentan su desarrollo, es necesario hacer hincapié en la inteligencia social y lo fundamental que es en el desarrollo de toda persona.

La inteligencia social es lo que conocemos como la capacidad para llevarse bien con los demás y conseguir que cooperen con nosotros. Nuestros comportamientos desde el punto de vista de la inteligencia social pueden ser considerados nutritivos o tóxicos. Aquellas personas que muestran comportamientos nutritivos resultan magnéticas para los demás, mientras que aquellas que demuestran comportamientos tóxicos resultan antimagnéticas, haciendo que los demás busquen alejarse o no disfruten de su compañía. Así como toda inteligencia puede desarrollarse si se trabaja en pos de ello, pudiendo adquirir nuevos aprendizajes, lo mismo ocurre con los comportamientos nutritivos. Algunos ejemplos de estos comportamientos son: respetar, ayudar, cooperar, comprender, escuchar, confirmar, incluir, querer, esperar, ser honesto, pedir disculpas, hacer favores, valorar al otro, perdonar, tolerar, solucionar problemas, invitar, aceptar, empatizar, confiar, etc.

Por tal motivo, es importante que todos los niños puedan ser educados en el manejo de sus emociones y logren desarrollar comportamientos nutritivos permitiéndoles vivir mejor en sociedad.

Antonella Gigli

Licenciada en Psicología y Coach Life

mariaantonellagigli@gmail.com

@licenciadagigli

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