Emociones Secundarias

Las emociones secundarias son también llamadas “sociales” porque surgen a partir de relacionarnos con otros y se desarrollan a partir de la experiencia. Por lo tanto, son emociones que están condicionadas por 2 procesos importantes: aprendizaje y socialización.

Robert Plutchik, psicólogo, identificó estas emociones secundarias (1980) y agregó que en realidad son la combinación de las emociones básicas.

Las emociones primarias son la respuesta de nuestra interacción con el ambiente y las secundarias son la respuesta de nuestra interacción con los demás.

Dichas emociones varían en intensidad, por ejemplo: la ira es menos intensa que la furia, y el enfado es aún menos intenso que la ira. Otras combinaciones posibles son: la esperanza y la alegría, que se mezclan para convertirse en optimismo; la alegría y la aceptación nos hacen sentir cariño; el desengaño es una mezcla de sorpresa y tristeza. La intensidad emocional varía de un individuo a otro , según su tendencia genética y sus experiencias de vida.

Como son emociones sociales, comienzan a desarrollarse a partir de los 2-3 años de los niños, cuando empiezan a socializar, a estar con otros, a compartir momentos. Para este momento, los niños ya han fortalecido vínculos con sus cuidadores y están preparados para vincularse con otros. ya han adquirido herramientas y recursos y también cierto vocabulario emocional, el cuál deberá seguir siendo cultivado porque a mayor alfabetismo emocional, mayor posibilidades de expresar sus sentimientos y emociones.

¿Sabías que cuanto más distancia hay entre 2 emociones básicas, menos probable es que se crucen o mezclen?

Y si estas 2 emociones tan distantes se cruzan, surgirá el conflicto

Por ejemplo: el miedo y la sorpresa son adyacentes y se combinan directamente para dar lugar a un estado de alarma, pero la alegría y el miedo están separadas entre sí por la aceptación, y su fusión es imperfecta: el conflicto resultante es lo que se llama culpa.

En general, tanto las emociones primarias como las secundarias no se muestran aisladas, sino en combinación con todas las emociones ya mencionadas.

¿Qué podemos hacer?

Como cuidadores y educadores, tenemos mucho por hacer:

-Ayudar a los niños y adolescentes a reconocer esas emociones,

-Enseñarles a nombrarlas, identificarlas correctamente,

-Acompañarlos en la aceptación de esas emociones,

-Enseñarles a autorregularlas.

Patricia Chujman

Prof. Y Magíster

Lic. Belinda Tancredi

Psicóloga

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