Cuando se pide una consulta psicológica por un niño ¿Es el niño el paciente?

Un análisis se inaugura con un encuentro entre un paciente con su historia, con sus padecimientos y un analista con su historia personal, teórica, analítica, práctica y  con una disponibilidad para la escucha. Ese encuentro será el punto de partida de una historia transferencial. (Hornstein, 1993).

Los niños que consultan no lo hacen por su propia voluntad, se hacen presentes porque otros los lleva o bien porque alguien los deriva. No se comunican como los adultos, se expresan de modo diferente y en ocasiones se resisten a ir a una consulta. A su vez, los adultos que lo a acompañan tienen expectativas en el niño y en el proceso que el mismo transitará,  por lo que exigen respuestas, preguntan, demandan, esperan indicaciones, protestan y hasta llegan a quejarse que el niño no responde.

En primer lugar ante el contacto telefónico con un paciente se acuerda, por lo general, una primera entrevista con los padres,  sin el niño. La primer entrevista es el momento inaugural de un encuentro que da paso a un tratamiento posible.

A partir de las primeras entrevistas se trata de despejar por quién realmente se hace la consulta. Se despliegan las diferentes historias: la de cada uno de ellos, la familiar, la que tienen como pareja. Qué transmiten afectivamente,  si están angustiados, frente a qué. Qué nos dicen y cuál es el pedido. Que lugar ocupa ese niño en la historia familiar.

Sabemos que la realidad psíquica de los padres modela la realidad psíquica de los hijos. El niño y sus padres se encuentran con la particular escucha de un a analista y ese encuentro producirá efectos en cada uno. El Psicólogo que trabaja con niños trabaja siempre con más de un discurso. Si bien se presta escucha a un discurso singular (el del niño), se tiene en cuenta que en éste se hacen presentes los padres.

Al mismo tiempo que se despliegan las diferentes historias se van dando transformaciones con el mismo hablar, reorganizaciones psíquicas en los padres con el correr de las entrevistas. Muchas veces en éstas primeras entrevistas aparecen interrogantes sobre ellos mismos, los padres. Permitir ser escuchados los lleva a la implicancia que requiere el trabajo con niños. ¿Qué hacer con la demanda de los padres? Abrir un espacio de escucha para los adultos posibilita el análisis. Pensarlos a todos, niños y padres, como consultantes, nos diferencia a los Psicólogos de otro tipo de escucha. Los padres no son informantes, ni vienen a llenar un cuestionario que necesitan para ser orientados porque sabemos que no todo lo que traen tiene que ver con el discurso consciente o manifiesto.

Escuchar el inconsciente significa también permitir una re-simbolizacion del lugar que el niño y el síntoma ocupan en la historia de los padres y en la subjetividad del niño. (Sigal de Rosemberg, 1995).

Psicóloga María Laura Rigoni

 MP 10462

@marialaurarigoni

marialaurarigoni@hotmail.com

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