Muchas mujeres sufren violencia obstétrica, a la hora de parir se vulneran sus derechos y el de su bebé, desalojándolos de su lugar de protagonistas únicos del proceso de nacimiento. Un trato deshumanizado y deshumanizante, la patologización de un proceso natural y un abuso de medicación sin respetar los procesos naturales de los cuerpos gestantes, son algunos ejemplos de las innumerables formas en que la misma se ejerce hacia las madres y los recién nacidos.
La violencia obstétrica está conceptualizada en la Ley 26.485 de Protección integral contra toda forma de violencia hacia las mujeres. Porque la V.O es una forma más de las múltiples Violencias que las mujeres padecemos a diario en nuestro país. Hay muchas mujeres madres que siguen siendo victimas de un sistema de Salud que las violenta, dejando huellas de un maltrato con enormes repercusiones en el cuerpo y en lo subjetivo.
Está escena también tienen lugar, en el caso de los nacimientos de bebés sin vida, tenemos que hablar de Violencia Obstétrica en las pérdidas gestacionales, perinatales o neonatales.
Muchas Familias son sometidas a tratos violentos; sumando más dolor al dolor. Cuando una pequeña vida se detiene dentro de un vientre materno o tal vez a horas de nacer, el dolor es inconmensurable, con esa vida, se detiene también ilusiones, deseos , sueños y proyectos.
El tiempo queda en suspenso, la sensación de irrealidad lo invade todo. Lo traumático, lo doloroso se hace presente en medio de una situación gestacional. Se interrumpe una vida, varias vidas, un cuerpo y su fisiología en plena gestación. La realidad golpea implacable, ahí donde se esperaba la vida pero acontece la muerte, supone una vivencia devastadora, arrasante. Una experiencia de estás características, merece y necesita todo el cuidado posible por parte de la institución y del personal del salud que aloja a esa familia.
Sin embargo, en muchas ocasiones, se les da la noticia sin un acompañamiento adecuado que pueda contener empáticamente eso traumático que viene a anunciarse. Se comparten las mismas instalaciones con otras mamás que disfrutan de los llantos de sus hijos recién nacidos. No se les ofrece información para poder decidir el modo de nacer y la forma de despedir al Bebe que está en el vientre de la mujer. Se medicaliza excesivamente. En su mayoría el personal de salud no sé encuentran capacitados en duelo gestacional, perinatal o neonatal. No hay un buen asesoramiento en lactancia ni tampoco un acompañamiento psicológico en el puerperio postperdida. Y al dolor de la perdida se suma el dolor por el maltrato recibido. Es una forma de Violencia Obstétrica que también es necesario visibilizar.
El parto debe ser respetado y humanizado Siempre en la VIDA o en la MUERTE.
PS Daniela Grande
Maria Laura Barrera / Rocío Maidana Ávila
Doulas – Preparadoras Prenatal -Asesoras en Lactancia Materna
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