Desde la Terapia Cognitivo Conductual en Psicología, se trabaja a través de distintas herramientas y recursos sobre aquellos objetivos que el consultante tiene. Pero también sobre los que van surgiendo del mismo proceso terapéutico. Cómo su nombre lo indica, a través de esta terapia se abordan tanto las conductas como los pensamientos, partiendo de la base de que muchas veces el origen de ciertas problemáticas en distintas áreas de la vida surge de la interpretación de los hechos, no de éstos en sí. Titulamos a esta nota: El filtro con el que interpretamos la realidad
Entonces, cuando nos proponemos abordar la dimensión cognitiva en el proceso terapéutico, el primer paso por lo general suele ser identificar las creencias y pensamientos que interfieren en la interpretación de los hechos.
Esto se puede realizar de muchas formas, la que (en lo personal) resulta más eficiente es utilizar un registro de pensamientos y situaciones, en el cual el consultante debe trabajar durante la semana para identificar los pensamientos qué aparecen en determinadas situaciones.
El segundo paso es identificar las “distorsiones cognitivas”, entendidas como aquellos sesgos o patrones repetitivos de pensamientos que influyen en la interpretación y en las conductas posteriores. Esto podría también entenderse como un filtro, unos lentes con los cuales cada persona ve la realidad y los hechos. De este modo, cada persona tendrá su propia interpretación desde su forma de pensar, a veces atravesada por los sesgos.
Estos conceptos pueden ser fácilmente identificados en la película “Quiz Lady” (“La reina del concurso”) (2023); se trata de una película que a través de la comedia muestra la historia de dos hermanas que deben reunir una gran cantidad de dinero para saldar una deuda, la solución que encuentran es que una de las hermanas participe en un concurso de televisión del cual es fanática desde su infancia.
¿Cuál es el problema que aparece frente a esto? Anne, la protagonista que se enfrentará al concurso, se encuentra atravesada por algunas distorsiones cognitivas que dificultan su desempeño en el mismo, le generan ansiedad y un miedo casi paralizante.
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Algunas que se pueden observar son:
Filtraje: Se toman los detalles negativos y se magnifican mientras que no se filtran todos los aspectos positivos de la situación.
Visión catastrófica: Se espera el desastre. La persona se entera o escucha un problema y empieza a decirse: “Y si”: “¿Y si estallara la tragedia?” ¿Y si me sucede a mí?
Falacia de control: Creer que se tiene un control absoluto sobre las situaciones externas, cuando en realidad hay factores fuera de nuestro control.
Comparación social: Compararse constantemente con los demás de una manera que subestima uno mismo o exagera las fortalezas de los demás.
Es importante destacar que las explicaciones de estas distorsiones son generales. Luego en cada persona pueden tener variaciones ya que la historia personal, contexto y aprendizajes pueden influir en éstas.
Por otro lado, también es importante identificarlas para poder modificarlas a través del proceso terapéutico acompañado por un profesional. Además, hay que señalar que no hay interpretaciones buenas o malas de la realidad, tampoco hay una única forma de ver las cosas.
Una vez que se logran modificar los sesgos cognitivos, pueden disminuir significativamente las problemáticas que generan los mismos ayudando a alcanzar una mejor calidad de vida, alineada a los valores y objetivos personales.
Enzo Iaciancio
Licenciado en Psicología
lic.enzoiaciancio@gmail.com
Fuente imagen: https://www.hernandezpsicologos.es/
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