Balance del año

Llegan los fines de año, y es inevitable hacer un balance de cómo nos fue en distintos planos, a lo largo del recorrido.

Es claro, que este año fue muy particular, y habrá mucho que revisar. Bien sabemos, que esta pandemia nos irrumpió generando una importante crisis a nivel mundial.

Atravesamos un año muy complejo, transitamos diferentes duelos, tuvimos que aprender a convivir con un virus muy potente, que arrasó con nuestra cotidianeidad.

Un virus que nos situó en una zona pantanosa, donde lo predecible, los valores, las experiencias se vieron trastocadas. Nos llevó a vivir el día a día, a tener una organización no estática sino que cambiante.

Fue un año por un lado desconcertante y lo sigue siendo, pero por el otro, estuvo cargado de infinitos aprendizajes.

Tanto adultos, como niños y adolescentes, tuvimos que aprender nuevas formas de comunicarnos, de establecer vínculos y nuevos modos de ser y estar…

Se crearon redes y se tejieron nuevos horizontes, que posibilitaron sostenerse, acompañarse, habilitar espacios de escucha y de contención.

Y sobre todo, aprendimos a:

  • Cambiar rutinas, armar espacios en la casa donde cada uno de los miembros de la familia pudieran estar, sin invadir al resto;
  • Protegernos a nosotros mismos y a los demás, esto es sinónimo de querernos y cuidar al prójimo;
  • Descubrir nuevos placeres, encontrar nuevos propósitos, construir otros proyectos;
  • Realizar y disfrutar actividades en familia;
  • Reencontrarnos con nosotros mismos, hacer un importante proceso de introspección, donde pudimos revisarnos y reflexionar acerca de nuestro día a día;
  • Valorar a nuestro entorno, familia, amigos y expresarle nuestro cariño;
  • A no dejar nada para mañana lo que se puede hacer hoy porque el mañana es incierto.

Aprendimos que somos más fuertes de lo que pensábamos, que es posible sobrellevar esta pandemia y lo estamos haciendo lo mejor que podemos. ¿Costó? Sí, claro. Costó y cuesta bastante, hay días que nos sentimos con más pilas y otros que estamos desenchufados; pero sabemos que tenemos que seguir y cuidarnos mutuamente.

Entendimos que es viable construir formas nuevas de trabajar, de seguir estudiando, de continuar en contacto con los demás. La virtualidad nos ha permitido sostenernos. Sabemos que la internet, en este sentido, ha sido nuestra gran aliada.

Por supuesto que no somos súper héroes ni súper heroínas, estamos haciendo las cosas lo mejor que podemos y con nuestra mejor voluntad. La pandemia nos atraviesa a todos, pero sabemos que las circunstancias en las que nos encuentra, no son las mismas. Cada uno tendrá un recuerdo singular de su vivencia con esta crisis.

Comprendimos, principalmente, que no hubiésemos podido enfrentar nada de esto en soledad. Por lo tanto, aprendimos a valorar a nuestras instituciones: hospitales, clínicas, centros comunitarios, que día a día, muchas veces con sus escasos recursos, le pusieron el cuerpo a esta crisis en pos del bienestar de la comunidad. No nos olvidemos tampoco de la escuela que, junto a sus docentes y profesores, no solo continuaron adelante con la enseñanza de contenidos pedagógicos; sino que fueron la posibilidad, esa ventana que permitía que nuestros hijos siguieran con contacto con sus pares. La escuela no solo es una institución de conocimiento sino de socialización, de construcción y fortalecimiento de lazos sociales.

Se termina un año difícil y doloroso, que seguramente será recordado por todos nosotros, como el año en donde se puso a prueba nuestra capacidad de resiliencia. Ojala podamos aprender de una buena vez, que la vida es ahora.

Luciana Cofré

Lic. en Psicología

lucianacofre.lc@gmail.com

@lic.luciana.cofre

Viviana A. Pardo

Lic. en Psicopedagogía

vivianaandreap@yahoo.com.ar

@licviviana_pardo

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