Acompañando desde los límites

Acompañando desde los límites

Muchas veces como padres o acompañantes de la crianza de nuestros hijos creemos que los limites es algo negativo, no permitido, no deseado. Titulamos a esta nota: Acompañando desde los límites

Los límites por el contrario dan seguridad, orden, regula el interior y exterior de cada niño por más que a veces demuestren su desconformidad.

Si como padres debiéramos enviar a nuestros hijos ya adultos, a algún destino, seguramente aconsejaríamos la ruta más segura. Con caminos delimitados, iluminados, pediríamos ayuda algún navegador para asegurarnos que el camino es el ideal para llegar a destino. Pues bien, ese mismo procedimiento lo debemos hacer con el camino de la vida. Jamás enviaríamos a nuestros hijos por rutas oscuras y no señalizadas.

Ellos necesitan, imploran y lloran por límites.

Necesitan saber que están seguros, con guías responsables, amistosos, seguros.

Los límites dan seguridad porque anticipan toda actividad y la anticipación en la infancia es vital para fortalecer vínculos, formar personalidad, creer en uno mismo y en los demás.

Ahora bien…, ¿Cómo nos posicionamos nosotros?, los adultos que debemos brindar esos límites.

Lo primordial es crear acuerdos entre nosotros, pareja, familia; para que la información transmitida a los niños sea la misma. Mostrarnos seguros y certeros con la información o decisión dada.

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Siempre tengo este ejemplo que alguien me transmitió cierta vez…

¿Qué haría yo si hoy decidiera hacer alpinismo?. Seguramente me compraría la ropa adecuada y contrataría al mejor instructor. Pero ¿Qué pasaría si cuando estoy en medio del ascenso mi instructor comienza a sudar, a ponerse nervioso, a no responder mis preguntas, a tener taquicardia, a contradecirse ?.

Seguramente la seguridad que tenía hasta entonces ya no estaría conmigo. Lo mismo pasa con nuestros hijos si nuestra transmisión de limites no es segura, no es acordada entre adultos, no es sostenida…

Algunas sugerencias pueden ser siempre sugerir y no dar órdenes. Un límite bien especifico y con frases cortas: “Habla bajito en la biblioteca”. “Toma mi mano al cruzar la calle”, ayuda a generar complicidad.

En muchos casos podemos brindar una oportunidad limitada para decidir. La libertad de oportunidades hace que un niño sienta una sensación de poder y control, reduciendo las resistencias. “Es la hora del baño, te quieres duchar o preferís bañarte?”- Es la hora de vestirse, elegís vos la remera o lo hago yo?”

Dar refuerzos positivos siempre es ideal: “habla bajo” en lugar de “no grites”.

Y recordar que nuestra actitud ante los límites genera aceptación o negación. Gestionar nuestras emociones ayuda a brindar límites asertivos.

Coach Liliana Anriquez

Especialista en Primera Infancia

Docente en Educación Inicial

Neurosicoeducadora

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