Una tríada poderosa: emociones, pensamiento y atención plena

Atención plena en niños

Parte 2

Para iniciarse en las prácticas de la meditación /concentración, bastará con invitar a los niños a realizar actividades breves y sencillas que los entrenen para lograr concentrarse cada vez durante más tiempo. Claramente, cada niño, tiene sus tiempos y su ritmo y habrá quienes no puedan estar sin distraerse más de unos cuantos segundos seguidos, en tanto que otros, serán capaces de permanecer concentrados durante un tiempo razonablemente prolongado, situaciones válidas que deberán respetarse.

Todos los estímulos que rodean al niño sólo los invitan a distraer permanentemente el pensamiento, y cuando la mente está excesivamente cargada de numerosas ideas, el niño termina por no desarrollar ni su capacidad de concentración, ni su capacidad de discernir y elegir. El incremento de la capacidad de concentrarse, le permitirá al niño, desarrollar una madurez emocional, para obtener, a su vez, un mayor rendimiento general y obviamente escolar, y una mayor capacidad para disfrutar de sus actividades cotidianas.

La capacidad de meditación/ concentración, le permitirá al niño el buen uso de su valiosa mente y una correcta administración de su energía, cada vez con menor esfuerzo y mayores beneficios, desarrollando con ello, una personalidad segura y firme.

Para acercarla a los niños, podemos invitarlos a meditar llevando la conciencia a su propio cuerpo y a la respiración, invitándolos a pensar concentradamente en su cuerpo y en su respiración y la conexión entre ambos, sintiendo con el corazón la práctica que se está realizando, proponiéndole al niño, que su pensamiento fluya continuo y libre, y para ello, se pueden utilizar elementos motivadores, llamados ”soportes”, para que los niños piensen en ellos, como por ejemplo: elementos naturales como el Sol, la Luna, las estrellas; o imaginarios: como duendes, hadas, héroes, pudiendo utilizarse, también, elementos como velas, flores o animales vinculados significativamente con los intereses de los niños.

En toda actividad de meditación/ concentración, el obstáculo más frecuente es la aparición de distracciones.

Por ejemplo, es habitual que al intentar concentrarse comiencen a aparecer pensamientos o emociones y que esta información, que está almacenada en nuestra mente, nos distraiga en el momento de la práctica. Es necesario advertir a los niños que cuando esto sucede, es importante no intentar reprimir la aparición de estos elementos, que forman parte de nuestra mente y aconsejarles que asuman una actitud de aceptación, dejando que fluyan y pasen, intentando solo observarlos sin juzgar. Es importante, explicarles a los niños, que el surgimiento de estos elementos, forman también parte del proceso de autoconocimiento y que el propósito central de la actividad, es que no busquen ningún resultado, y que simplemente intenten liberar la mente y el cuerpo.

¿Qué es el Mindfulness o atención plena?

El Mindfulness o atención plena sería entonces la actividad por excelencia para practicar con los niños transmitiéndoles básicamente la importancia del hábito de aquietar la mente para potenciarla, a partir del conocimiento y dominio que se adquiera de ella. Tanto la Meditación/concentración, como la atención plena, son caminos que nos conducen a lograrlo.

Cuando hablamos de atención plena, hablamos de conciencia, una conciencia que se desarrolla prestando una atención concreta, sostenida, deliberada y sin juzgar al momento presente. El potencial transformador de la meditación/ concentración, en general, y de la atención plena, en particular, se asienta en la práctica continua.

Podemos explicarles a los niños que la conciencia, es “darse cuenta”, es la aventura de descubrir quiénes somos, desarrollando la capacidad de estar atentos y presentes en el aquí y ahora.

La conciencia nos permite ver y comprender lo que estamos viviendo, pensar. Y descubrir lo que hay en nuestra mente y atender a las emociones y a los sentimientos que nos provoca esa experiencia.

La propuesta básica de la atención plena, es entonces, suspender deliberadamente toda actividad externa y utilizar el proceso de la respiración, como ejemplo para distinguir cuando ponemos la atención en algo, ya que solemos dar por sentado que respiramos, a menos que estemos resfriados o respiremos con dificultad.

Sólo en este último caso, nos damos cuenta de la extraordinaria importancia que tiene para nosotros el proceso en sí, por este motivo, la respiración puede convertirse, en esta práctica, en el más adecuado objeto de atención, para volver al tiempo presente.

El camino que cada uno debe seguir para cultivar la atención plena, y beneficiarse de ella, es distinto en cada niño y deberá desarrollarse como un juego, en el que la alegría y el entusiasmo, se conviertan en los factores fundamentales del bienestar, al practicar la actividad.

¿Qué le permitirá esta práctica?

La práctica le permitirá al niño familiarizarse con las idas y venidas de la mente, de modo que, con el paso del tiempo, aprenderá, al menos a estabilizarla, sabiendo que la mente, por naturaleza, es ondulante.

También es importante que el niño sepa que no hay un ideal de práctica, y que la atención plena, consiste en permanecer atento a la experiencia tal cual es, sin empeñarte en que sea diferente.

Con la práctica, el niño logrará que su mente se acerque más a la atención que a la distracción, pero es importante que, en este proceso, el niño reconozca que la mente tiene vida propia y siempre está en movimiento, yendo de un lado para el otro. Pensando, fantaseando, preocupándose, alegrándose, reaccionando y contándose historias interminables, para poder identificar también, los momentos de quietud cuando los logre.

Los niños deben ser conscientes, de que ésta es una práctica, en la que ellos pondrán, el cuerpo, la mente y el corazón a trabajar juntos.

Silvina Edith Tomé

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