Una escuela en donde aprenden de una manera muy diferente
En medio de la velocidad de los tiempos actuales, la vida transcurre entre progresos que arrasan el medio ambiente y adultos que se disputan el poder y el control de los grandes capitales, y en esa sinergia, los niños van a la escuela.
Es, en la escuela, donde somos nombrados y reconocidos por primera vez por otras personas que no forman parte de nuestra familia.
Allí, donde crecemos, construimos historias y aprendemos nuevas reglas y normas para vincularnos con otros.
En allí, en la escuela, donde debemos comenzar a ofrecer nuevos espacios en los que niños y niñas, en plena construcción de su identidad, aprendan a integrar el cuerpo, la mente y el espíritu.
Es, la escuela, el lugar para brindarles nuevas formas de aprendizajes. Estimulando las inteligencias y motivando la curiosidad hacia nuevas formas de conocimiento, formas que integren el cuerpo, las emociones y su gestión, que incorporen el entrenamiento atencional y les permita reconocer la importancia de tomar conciencia de sus experiencias en el aquí y ahora.
Tomando los aportes teóricos del filósofo, educador y artista austro-húngaro, Rudolf Steiner (1861-1925), quien desarrolla el concepto de “antroposofía”, que sostiene la existencia de un mundo espiritual objetivo, intelectualmente comprensible y accesible a la experiencia humana, comencé a desarrollar, en la escuela, un proyecto para trabajar con los niños y niñas su despertar emocional.
El Proyecto se denomina: “Literatura, arte y yoga en la escuela”, e intenta despertar el interés del niño por la literatura, el arte y su mundo interior.
Rudolf Steiner, propone acercar al niño al “intelecto” pasando por el “arte”, y como estamos en la escuela, el proyecto propone generar espacios de lectura de cuentos de narraciones de aventuras con héroes y princesas, brujas y pósimas, piratas y barcos, que inviten a los niños y niñas a desarrollar su imaginación y entrar en un mundo lúdico y de fantasía.
Todo este recorrido se plasma en lecturas compartidas, en actividades artísticas.
Y finalmente se comparte un espacio de retiro e introspección con actividades de respiración sencilla. Que los invite a sentir sus emociones y comenzar a disfrutar y ser conscientes de sus experiencias en el aquí y ahora.
Con esta propuesta trabajé con niños y niñas de entre 8 y 9 años de edad. Que cursan el 3° año en una escuela primaria pública del Distrito de Avellaneda.
En un primer encuentro, leímos el cuento: “Un cuento muy pirata” de Gustavo Roldán y Roberto Cubillas, empleando lectura en voz alta, por parte del docente y mostrando las ilustraciones coloridas a los niños y niñas, a medida que avanzaba el relato.
Luego de la lectura, los invité a compartir qué habían sentido y qué emociones había despertado en ellos el escuchar el relato, intentando recoger “sentido” respecto de sus emociones, por ejemplo preguntándoles.
¿Qué emoción reconociste en vos, cuando el barco pirata arribó a la isla?
En una segunda clase, salimos al patio y les propuse viajar en una máquina del tiempo hacia el mundo de los piratas. La propuesta era armar un recorrido circular, desplazándose en ronda uno detrás de otro.
Comenzamos la caminata formando una ronda mientras activábamos nuestras máquinas del tiempo.
Les conté que esas máquinas serían nuestros cuerpos y que nos haría viajar hacia el pasado. Llevándonos al mundo de los piratas y que se pondría en marcha cuando comenzáramos a realizar movimientos circulares con ambos brazos.
Les expliqué cómo y cuántos movimientos circulares realizar para el despegue, y para sincronizar el viaje y que lo inicien todos juntos.
Propuse una cuenta regresiva a partir del cinco. Invitándolos inmediatamente después a realizar diez movimientos con los brazos, cinco moviendo los brazos hacia adelante y cinco moviendo los brazos hacia atrás. Sin detener la marcha para continuar avanzando, hasta llegar a la Tierra Pirata.
FOTO N° 1. NIÑOS PATIO
Al arribar a tierra pirata, nos lanzamos a la búsqueda del tesoro. Organizados en pequeños grupos de cinco niños cada uno. Con mapas que confeccioné previamente, invitándolos a encontrar lugares con golosinas, sectores distribuidos con anticipación en el patio.
Al finalizar la búsqueda en el patio, regresamos al salón accionando nuevamente la máquina del tiempo. Y les propuse dibujar un pirata, partiendo del dibujo del contorno de sus manos. Para así comenzar a reconocer e identificar el nombre de los dedos y las partes de la mano, para futuras actividades con el cuerpo.
FOTO N° 2- MANOS PIRATAS
En el tercer encuentro, los invité a realizar una breve actividad de respiración y nos trasladamos a un sector tranquilo y silencioso de la escuela.
Sentados en ronda con las piernas cruzadas y las manos hacia arriba apoyadas sobre las rodillas y con los ojos cerrados, los invito a respirar por la nariz pensando que ingresa el aire teñido de un color que les gusta mucho y luego exhalar el aire por la nariz, pensando que es de un color que les desagrada y que con él, se van las angustias y las preocupaciones. Luego los invité a recuperar el ritmo normal e la respiración inhalando y exhalando por nariz, y les conté sobre las características generales de la respiración, refiriéndoles que debe ser: consciente, rítmica, profunda, completa y relajante, explicándoles cada una, con ejercicios respiratorios sencillos.
FOTO N° 3- EJERCICIO RESPIRACIÓN
Luego les propuse relajar el cuerpo y llevar la mente a un lugar tranquilo, bello y de su agrado. Al finalizar la actividad, les pedí que abrieran los ojos, cada uno a su tiempo, para compartir la experiencia, y voluntariamente compartieron sus sentires.
Al regresar al aula les propuse escribir qué emociones y sentimientos habían surgido en ellos de la experiencia vivida y los aportes fueron sorprendentes:
“Me gustó, sentí mucha tranquilidad” Agustín
“Sentí las olas del mar” Nehiel.
“Me sentí que todo lo malo se va”. Santino
“Sentia el aire y no sentía el cuerpo” Zoe
Silvina Edith Tomé
