¿Qué me digo cuando me hablo?

Hoy: ¿Qué me digo cuando me hablo?

Imagina que tenés una entrevista de trabajo para un puesto que realmente querés. Estás nervioso y te estás diciendo a vos mismo que no sos lo suficientemente bueno. Te imaginas que te van a rechazar y que vas a perder la oportunidad de conseguir tu sueño. Titulamos a esta nota: ¿Qué me digo cuando me hablo?

¿Cómo creés que te sentirás si te rechazan para el puesto?

Probablemente tristeza, decepción, frustración y por supuesto… enojo.

Estas emociones son el resultado de tus conversaciones internas. Cuando te decís que no sos lo suficientemente bueno, estás programando tu mente para fracasar.

¿Sabías que las conversaciones internas no son solo pensamientos, sino que son acciones?

Las conversaciones internas son un diálogo interno que tenemos con nosotros mismos. Son acciones porque tienen consecuencias.

Cuando nos decimos cosas negativas, estamos enviando mensajes a nuestro cerebro que nos hacen sentir mal. Estos mensajes pueden afectar nuestro comportamiento y nuestras decisiones.

En el caso de la entrevista de trabajo, el protagonista se está diciendo a sí mismo que no es lo suficientemente bueno. Esto le está causando ansiedad y miedo al rechazo. Como resultado, es probable que se comporte de manera insegura durante la entrevista y que no dé lo mejor de sí mismo.

Y entonces ocurre la magia: la profecía autocumplida: ocurre aquello que quería evitar, pero que lo promovió inconscientemente.

¿Sabías que las emociones son el resultado de nuestras conversaciones internas?

Nuestros pensamientos y sentimientos están conectados. Las emociones y sentimientos son el resultado de nuestras conversaciones internas porque están determinadas por nuestros pensamientos.

Cuando nos decimos cosas negativas, estamos generando pensamientos negativos. Estos pensamientos desencadenan emociones negativas, como la tristeza, la decepción y la frustración

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¿Cómo podésdes saber si tus conversaciones internas son positivas o negativas?

Una forma de saberlo es prestar atención a tus emociones. Si te sentís “mal” es probable que tus conversaciones internas sean negativas respecto de vos mismo.

3 tips para hacer algo con tus conversaciones internas:

Tomar conciencia de ellas. La primera vez puede ser difícil, pero con práctica las podés identificar.

Cuestionar su veracidad. ¿Son realmente ciertas las cosas que te estás diciendo?

Por ejemplo, si te estás diciendo que no sos lo suficientemente bueno, pregúntate por qué crees eso. ¿Qué evidencia tenés que lo confirma?

Reemplazarlas por conversaciones más positivas. Agregale a tu conversación algo en el sentido de “soy capaz y que vas a dar lo mejor que tengo” (para esto, te sirve recordar situaciones en donde tuviste éxito”

Algo que me funciona hasta el día de hoy, es dedicarle tiempo diario, un ratito a la mañana o a la noche, para hacer 2 cosas:

Revisar si hubo algún momento del día en que me sentí mal, ver en qué situación fue, y cuál fue la conversación “en negativo” que tuve de mi mismo. Te dejo un dato: si hubo tristeza, tuve pensamientos de desvalorización, si hubo enojo, tengo creencias de que alguien mas me está perjudicando, y si hubo miedo, es porque me olvidé de cuan capaz soy de lograr lo que quiero.
Durante 7 días, recordate las conversaciones positivas de los 3 tips que te mencioné en el minuto anterior.

Para terminar, no solo es importante tener en cuenta nuestras conversaciones internas, sino también tomar conciencia que la mayoría del tiempo ocurren en “modo silencioso”.

Aprender a detectarlas a través del cuerpo, a descubrir las creencias que les dan base y desafiarlas para construir nuevas, es el camino.

Si no sabés por dónde empezar o cómo hacerlo, te invito a contactarme para trabajar juntos para transformar la inseguridad en confianza personal para vivir mejor.

Alejandro Juroczko