Primeros auxilios psicológicos en niños

Es importante reconocer que frente a situaciones imprevistas o que sabemos pueden causar estrés en los niños y niñas pequeños, saber qué hay estrategias que ayudan a acompañarlos de una manera adecuada.

Compartiré, en esta oportunidad algunos párrafos del cuadernillo de la cruz roja de los PAP (primeros auxilios psicológicos para niños

”La mayoría de nosotros sabe qué son los primeros auxilios y muchos hemos aprendido a aplicarlos. Consisten en una serie de acciones ordenadas que es recomendable que practiquen aquellos que primero llegan a un accidente o atienden a una persona que se ha lesionado. 

En cambio, muy pocos hemos oído hablar de los primeros auxilios psicológicos (PAP). 
Es un término reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ha editado varias guías al respecto. Es aplicable a personas de todas las edades, pero aquí nos vamos a centrar en niños y adolescentes. Suele difundirse más bien en situaciones extraordinarias, como las catástrofes humanitarias. Sin embargo, por su alto valor preventivo, todas las personas y en especial las familias con niños deberían conocer los primeros auxilios psicológicos y saber aplicarlos en contextos de vida cotidiana. 

¿Qué son los primeros auxilios psicológicos?
Los primeros auxilios psicológicos o PAP sirven para acompañar a los niños a enfrentarse a una situación difícil y extraordinaria, fuera de su vida diaria, a la que vamos a llamar incidente crítico (IC).

Deben aplicarse a cualquier situación que reúna los siguientes criterios: 
Ser inesperada y encontrarse fuera de las vivencias habituales que ha tenido hasta el momento.
Suponer un cambio pasajero o permanente en las rutinas habituales del niño.

Generar miedo o temor intenso en el mismo niño o (muy importante) en sus cuidadores principales.
Para ser efectivos deben de aplicarse desde los momentos inmediatamente posteriores al incidente.

¿Qué hay que hacer con niños entre 0 y 3 años?
Contener: trata de evitar separarse del niño o la niña.
Calmar: ayuda al niño a relajarse. Trata de conseguir que se sienta comprendido, amado y apoyado.  Facilita, si es posible, que pueda liberar energía nerviosa. Si el niño tiene más de dos años, ayúdelo a poner nombre a los sentimientos y conectarlos con lo que ha sucedido.
Informar: intenta explicarle al niño en un lenguaje adaptado a su edad cuál es la situación. Incluso si el niño no le entiende, le tranquilizarán tus palabras. Usa frases cortas y céntrese, sobre todo, en tratar de que pueda entender dónde está, que no está sólo y cuál es lo siguiente que va a ocurrir.

Hay que tener en cuenta que el llanto en los bebés y niños pequeños es su forma normal de comunicarse, es importante como padres aprender del niño y poder interpretar sus necesidades. Un llanto continuo e inconsolable, una vez satisfechas las necesidades básicas, suele ser una señal de alerta.

¿Cuándo acudir a un profesional especializado?
Las conductas anteriormente descritas son respuestas esperables en los niños tras vivir un incidente crítico y, como tales, absolutamente adaptativas. Suelen disminuir de forma gradual cuando acaba la fase más aguda del incidente crítico y desaparecer al cabo de unas cuatro semanas aproximadamente.

Si se prolongaran mucho más, lo adecuado es consultar a un profesional pediatra y él o ella harán las derivaciones correspondientes
Finalmente, es importante recordar que cada niño es diferente, no siempre sabe lo que pasa, desconoce la relevancia de lo que está pasando, se muestra asustado y a veces no sabemos cómo tranquilizarlo y se crea una situación estresante para las familias”.

María Laura Alonso
Contactobylala

Lic. Nivel inicial

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