La buena comunicación comienza en casa

La mayor influencia en la educación se encuentra en la conversación que se da encasa.”-

WILLIAM TEMPLE

Una buena comunicación es la que permite a dos personas conectarse. Gracias a una infinidad de estudios sabemos que la comunicación entre padres e hijos es la principal vía de desarrollo intelectual durante los primeros años de vida. La concentración, la memoria, la inteligencia, el conocimiento del medio, la autorregulación y el propio lenguaje necesitan de la comunicación para llegar a florecer. El cerebro del niño está programado para aprender y adquirir todas las habilidades intelectuales características del ser humano, pero sin el estímulo de los adultos nunca llegará a desarrollarse plenamente. Por ejemplo, la capacidad de comprender y emitir palabras es algo innato en cualquier persona, y, sin embargo, el niño no puede desarrollarlo por sí mismo, necesita tener el estímulo del adulto para poder adquirir esta herramienta.

Comunicación cooperativa

Este estilo de comunicación aumenta la probabilidad de que el niño colabore con el adulto en cualquier tarea que éste le proponga. Se puede utilizar cuando queremos que se siente a la mesa a cenar, guarde sus juguetes o, simplemente, nos escuche con más atención cuando le estamos explicando algo. Más allá del estilo de comunicación que cada persona haya desarrollado a lo largo de toda su vida, este estilo se puede enseñar a través de un entrenamiento. Implementarlo permite mejor la comunicación entre padres e hijos, inclusive entre adultos.

Comparto algunos tips para comenzar a entrenar la comunicación colaborativa:

  • Tarea en equipo: Cuando nuestro hijo se siente acompañado, la tarea que le pedimos parece más sencilla que cuando debe hacerlo sólo. Lo cierto es que todos estamos más dispuestos a “hacer algo difícil” cuando nos sentimos acompañados. Por ejemplo: “Anda a guardar tus juguetes” es una tarea solitaria, en cambio, “vamos a guardar tus juguetes” es en equipo. Comenzar con la forma en que hablamos y hacemos los pedidos, en cómo les presentamos el mensaje al otro, ya predispone al cerebro de quien escucha en forma positiva y aparenta más facilidad en el quehacer.
  • Pedir colaboración: Podemos observar que, cuando el niño comienza a deambular, quiere replicar lo que hacen sus padres, ayudar en las tareas de la casa y hacer algunas cosas por sí mismo. Por lo tanto, es posible utilizar esas ganas de colaborar, canalizándolas en que haga aquello que necesitamos que realice. Continuando con el ejemplo de los juguetes, la frase que podemos utilizar es: “¿Me ayudas a guardar tus juguetes?”.
  • Acompañar los pensamientos: en ocasiones damos por sentado que todos entendemos lo mismo, tanto en la comunicación con los niños como entre adultos. Pero la gran verdad es que lo que pasa por la cabeza sólo lo sabe uno mismo y, si no lo ponemos en palabras, los demás no se enteran. Por ejemplo: yo pienso; “es tarde, todavía no guardo sus juguetes, se va a dormir a cualquier hora, etc.…”, mis sensaciones comienzan a ser de nervios, ansiedad, preocupación y mis reacciones son de enojo. Si logramos compartir lo que pensamos y explicar lo que nos sucede estamos implicando al niño en nuestro curso de pensamiento, empezará a comprender lo que sentimos y necesitamos de él. Por ejemplo, podemos decirle: “es tarde, ya vamos a cenar y, tus juguetes, deben estar guardados antes de sentarte a la mesa”.
  • Libertad de elección: a todos nos gusta sentir que podemos elegir las cosas, hasta en ocasiones, nos enojamos o nos genera incomodidad cuando nos sentimos obligados. Con los niños sucede lo mismo, por lo cual, colaboran mejor cuando les ofrecemos libertad. Esa libertad los ayuda a sentirse respetados, valorados y que son escuchados por sus padres. Por ejemplo: en vez de decirles “Guarda tus juguetes” podemos decirle “¿Qué preferís comenzar a guardar: los autos o los muñecos?”. Este tipo de frase, con doble alternativa, lleva a generar un ambiente positivo, en donde la opción final es “guardar los juguetes” pero con un tono de colaboración. También, y no menor, es un aprendizaje para entrenar la toma de decisiones en nuestros hijos.

Cabe aclarar que ninguna técnica de comunicación es infalible ni 100% eficaz. Pero aplicar ésta técnica no tiene consecuencias negativas y facilita la conexión de pensamiento entre el adulto y el niño. Además, no nos olvidemos que, la comunicación entre padres e hijos es indispensable para que el niño aprenda a conectar ideas, emociones, pensamiento y establecer conexiones neuronales que desarrollen su capacidad intelectual y emocional.

Corina Celeste Alfonso

@corina.alfonso.coach

Coach Ontológico Profesional

Coach Personal y Organizacional

Conversaciones individuales y/o grupales

Sesiones virtuales con actividades lúdicas

Fuente imagen: La mente es maravillosa

También te puede interesar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *