Mindfulness – Una oportunidad para aprender a “pausar”

Mindfulness es una práctica de bienestar que nos invita a “Pausar con sentido”. Pausar y sintonizar para conectarnos con nosotros mismos, saber cómo estamos, registrando nuestro cuerpo, nuestro “sentir”.

Estamos acostumbrados al constante parloteo mental que aparece en forma de opiniones, juicios, creencias, lo que nos decimos, como un “Cuentacuentos” y que muchas veces nos agobia. Sin embargo, tenemos la posibilidad de aprender a “observar” nuestra actividad mental como un proceso vivo sin quedar enganchados en su contenido.

Mindfulness nos invita a detenernos unos instantes, dejando de hacer lo que hacemos en forma automática, anclando nuestra atención en el presente por medio de la respiración o alguna sensación corporal. Concientizar los pensamientos, como nubes en el cielo, las cuales no podemos detener pero si dejar de escuchar. Reconocer nuestras emociones, investigar en qué parte del cuerpo están enganchadas, dándoles todo el espacio que necesitan. Recorriendo también las señales corporales. Observando y sintiendo, sin identificarnos plenamente con los pensamientos, los sentimientos y las señales corporales. Somos la “conciencia”, como el cielo, que observa, registra y acepta. Convirtiendo todo lo que sucede en una situación de aprendizaje.

Para poder detenernos no es necesario mucho tiempo. Hacer una pequeña pausa tomando varias respiraciones conscientes, haciendo algunos movimientos si es necesario, hace realmente la diferencia. Crear en nuestra agenda un momento especial de encuentro, es una bella oportunidad, un regalo que nos hacemos a nosotros mismos. Un mimo especial que nos reconforta plenamente ayudándonos a aligerar nuestra cabeza un poco, siendo más amables, invitándonos a elegir cómo responder en vez de hacerlo a partir de un impulso. No es necesario cambiar nada de cómo te sentís, ni reprimir lo que esté sucediendo en tu interior. Un momento de atención amable es suficiente, siguiendo el movimiento de la respiración, habitando con conciencia nuestro cuerpo.

Pausar” para “reconocer”, para “reconectarme” con la fuente de la vida, para “revalidar” sea lo que sea que suceda, para “reconfortarnos”. Al detenernos generamos el espacio para cultivar atención consciente, amable, paciente y cuidadosa a nosotros y a los demás.

Al “pausar” nos conectamos con la paz, con la calma y el bienestar que ya están en nosotros. Sentimos la energía de la vida en su real magnitud, lo cual no sucede tan seguido porque hemos perdido la sintonía presente que, como un regalo está siempre ahí, esperando que la habitemos.

Detenernos para escucharnos ampliando nuestra mirada de nosotros mismos, de los otros, del mundo.Tomando distancia para ver con más claridad, reconocer y aceptar cómo estamos, haciéndonos cargo de nosotros mismos. Dejando de victimizarnos, tomando el timón de nuestra propia vida y buscando ayuda si es necesario.

¿CÓMO?

  • Dejando de hacer lo que estés haciendo, cerrando los ojos y llevando la atención a las partes del cuerpo involucradas en la respiración. O apretando y soltando los puños o los pies. Descansando en nuestra propia “presencia”.
  • Estirando la espalda y haciendo los movimientos que considere necesario.
  • Haciendo un paseo corto. Dar una vuelta manzana o caminar una cuadra con “atención plena sintiendo cada paso al caminar, muy atentos a las sensaciones en la planta, arco y talón del pie. Observando los colores de la naturaleza, los diferentes tonos y texturas, los pequeños detalles. Escuchando con atención los sonidos, sintiendo las diferentes fragancias y perfumes.
  • Tomando un vaso de agua, un té, mate o café, un jugo o lo que nos guste con todos los sentidos concentrados en ese instante.
  • Lavarnos las manos sintiendo el correr de la misma entre los dedos, por la palma. Jugar con el agua, sentir el perfume del jabón. Observando con atención las burbujas que se forman.
  • Ducharnos con plena conciencia, bien presentes ahí, conectados con todos los sentidos a esa experiencia, sintiendo cómo corre el agua por nuestro cuerpo como  un suave masaje.
  • Jugar con nuestros hijos un rato bien lejos del celular, contarles un cuento, mirarlos a los ojos, observarlos mientras juegan, cocinar juntos. Escucharlos cuando cantan, lo que dicen en sus juegos.
  • Bailar nuestra canción favorita !

Cada uno va a encontrar su modo de “Parar” de acuerdo a sus gustos y preferencias. Lo importante es registrar la necesidad de hacer un “Alto en el camino” en el medio de la vorágine de actividades que hacemos en el día. No postergar al fin de semana, a las vacaciones, al fin de la pandemia. Generar el espacio y el tiempo para cultivar un estado de conciencia atenta y despierta, cuidadosa de sí y de la humanidad.

LO QUE MARCA LA DIFERENCIA ES TU ESTADO DE PRESENCIA”

Compartimos a modo de ejemplo un texto de un monje budista vietnamita, Thich Nhat Hanh

Bebemos una taza de té pero no somos conscientes de que la estamos bebiendo. Nos sentamos junto a la persona que amamos pero olvidamos que está allí. En lugar de vivir el momento presente, estamos en otro sitio, pensando en el pasado o en el futuro.

Debemos iluminar con la luz de la conciencia todo cuanto hagamos para que la oscuridad que provoca la falta de atención desaparezca.

La primera función de la meditación es DETENER”.


María Inés Iglesias

Silvina Chanu

Instructoras certificadas de Mindfulness

sintoniapresente@gmail.com

@mindfulness_sanisidro

@mindfulness_sanfernando

Fuente Imagen: women-talk.com

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