Hablemos del Hambre

Podemos definirlo como esa “sensación” que aparece cuando necesitamos o deseamos ingerir comida. Puede aparecer  cuando las reservas de energía de nuestro cuerpo están bajas, pero también puede aparecer en otras situaciones. ¿No les pasó alguna vez que estaban angustiados o contentos o ansiosos  y  les dio hambre?. Titulamos a esta nota: Hablemos del Hambre

¿Existen distintos tipos de hambre?

Principalmente hay 2 tipos

–Hambre fisiológico: es el que está destinado a satisfacer la demanda de energía y nutrientes que nuestro cuerpo necesita para funcionar. Está regulado por un complejo sistema de hormonas y neurotransmisores que llevan información de cuando necesitamos comer (hambre) y cuando ya estamos satisfechos (saciedad).

-Hambre emocional o hedónico: Además de satisfacer los requerimientos energéticos de nuestro organismo el alimento produce sensaciones placenteras, por ej.: comer chocolate produce sensación de placer. Esta conducta en respuesta a estímulos considerados gratificantes y estados emocionales positivos en relación con la comida es lo que conocemos como hambre hedónica y  se encuentran bajo el control del sistema de recompensa cerebral. Este sistema está formado por una red neuronal que conecta varias áreas del cerebro, las que están involucradas en la regulación del apetito, la sensación de placer, la respuesta emocional al miedo, la ansiedad y la interacción social.

¿Es realmente hambre?

Como ya dijimos, el hambre está regulado por dos mecanismos, el fisiológico y el hedónico. Este último regula la ingesta a través de señales producidas a nivel de sistema nervioso central. Particularmente en circuitos formados por neuronas que liberan el neurotransmisor dopamina. Y que producen sensaciones de bienestar o de recompensa después de ingerir alimentos. O bien determinan la preferencia por ciertos alimentos sobre otros.

El papel de dopamina en la regulación del hambre emocional podría explicarse debido a un factor evolutivo de la especie humana. Es decir a que evolutivamente este sistema ha dirigido el comportamiento del ser humano hacia metas que promueven su supervivencia. Como ser, la búsqueda de alimentos energéticos (alimentos que son más palatables). Sin embargo, en la actualidad el acceso a este tipo de alimentos es mayor y muy fácil lo cual podría llevar a un exceso en el consumo de los mismos.

Se sabe que alimentos altamente apetecibles, ricos en grasas y azúcares (helados, chocolates, pizza, etc.), incrementan los niveles de dopamina y sus metabolitos en roedores y humanos. Incluso, diversos estudios han mostrado que solo la presentación de imágenes de alimentos altamente energéticos (pizzas, helados, chocolates) o la anticipación a una ingesta de los mismos puede activar diversas regiones cerebrales relacionadas con las sensaciones relacionadas al gusto, la motivación y la recompensa. Esto podría relacionarse al efecto que tiene la publicidad de ciertos alimentos, por ejemplo en la tele. 

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Por otro lado, hay una “conducta alimentaria” que se genera en función de la relación de los niños con la comida. Y resulta de la propia interacción y experiencia del acto de comer, así como también el ejemplo de la familia, el entorno, la sociedad y las tradiciones culturales. 

Pero….¿Esto es malo? No! simplemente hace que algunos alimentos nos produzcan mayor bienestar que otros!.

Comer es una experiencia para disfrutar! Pero, esta conducta puede llevar al sobreconsumo de ciertos alimentos que no son muy beneficiosos para nuestra salud.

La clave está en incorporar hábitos alimentarios que impliquen una alimentación variada. Eligiendo así, alimentos de buena calidad donde se cubran todos los nutrientes para el óptimo crecimiento y desarrollo del niño sin caer en conductas restrictivas ni demasiado liberadas. Disfrutar de un dulce ocasionalmente esta bien pero la moderación es fundamental.

Jimena Lema

Pediatra especialista en nutrición infantil

infancia.nutricion@gmail.com

1172140007

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