Alimentos y Migraña

Las migrañas son una causa frecuente de cefalea en niños y adolescentes. Tiene una prevalencia entre el 1- 3% en niños entre 3 y 7 años, y aumenta con la edad llegando al 8-23% en adolescentes. A medida que avanza la edad, la migraña se hace más frecuente en el sexo femenino. Titulamos a esta nota: Alimentos y Migraña.

Son eventos que se caracterizan por ser impredecibles y variables y requieren atención ya que pueden afectar la calidad de vida (según su frecuencia, intensidad, duración).

El tratamiento está orientado a lograr fundamentalmente dos objetivos: limitar la crisis migrañosa una vez que ya fue desencadenada y prevenir que vuelva a aparecer. Para esto contamos con: el tratamiento farmacológico y los cambios en el estilo de vida. Con respecto a estos últimos, la alimentación juega un rol importante ya que hay una estrecha relación entre lo que comemos y las migrañas.

¿Cómo es eso? Algunos alimentos tienen en su estructura, algún componente que se ha relacionado como “detonante” de eventos migrañosos. Algunos de estos compuestos son:

Cafeína: la encontramos en el té, el café, algunas gaseosas. Es un reconocido estimulante del Sistema Nervioso Central y se relaciona en algunos casos con crisis migrañosas

Aspartamo: lo encontramos en algunos edulcorantes

Glutamato monosódico: es un aditivo (una sustancia que se agrega a los alimentos para mejorar su sabor, pero que no tiene valor nutricional alguno), y lo podemos encontrar en alimentos congelados, snacks, carnes procesadas, salsas, y otros alimentos ultra procesados. En la etiqueta también puede aparecer como E621, proteína hidrolizada o extracto de levadura.

Tiramina: se encuentra en algunos quesos madurados

Nitratos y Nitritos: los encontramos en carnes crudas y embutidos

Si bien éstos son algunos de los compuestos que encontramos en los alimentos que han sido relacionados con los eventos migrañosos, se han descripto muchos más. Que podemos encontrarlos en alimentos como chocolate, pescados, algunas verduras como la espinaca, el tomate, futas cítricas, ahumados, alimentos fermentados, en conservas, frutos secos, alcohol, etc. Ante esta situación es fundamental que el paciente pueda establecer una relación entre la crisis migrañosa y el alimento que pueda desencadenarlo.

Ante la aparición de una crisis, es de suma utilidad detectar los diferentes factores que podrían actuar como disparadores. Para esto, se puede realizar un diario de migraña en donde se detallen las características de cada episodio (cuando sucedió, cada cuánto sucede, nivel de intensidad, tiempo de duración. Como así, si requirió medicación para ceder, entre otros). Y asociar a estos eventos factores disparadores, que pueden ser situaciones de la vida diaria o algún alimento (es muy útil llevar una libretita o también hay muy buenas apps para los dispositivos electrónicos). 

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Otros factores relacionados con la prevención de las migrañas son los cambios en el estilo de vida. Se asocian a menor frecuencia de migrañas conductas como:

  • Beber abundante agua para mantener un buen estado de hidratación
  • Realizar actividad física de forma regular
  • Respetar las horas de sueño y lograr un sueño reparador
  • Disminuir las horas de pantallas o uso de dispositivos electrónicos.
  • Reducir el estrés: disponer de momentos recreativos con amigos y familia

A veces realizar cambios en la alimentación y el estilo de vida puede ser difícil y requiere de motivación, pero los resultados suelen ser muy gratificantes.

Jimena Lema

Pediatra especialista en nutrición infantil

infancia.nutricion@gmail.com

1172140007

Fuente imagen: https://lainfojos.com/

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