Reflexionando sobre esto de volver
«Los grandes cambios siempre vienen acompañados de una fuerte sacudida. Reflexionando sobre esto de volver.
No es el fin del mundo. Es el comienzo de uno nuevo…»
Esto de volver a algo más cercano a nuestra vida diaria normal, aquella previa al inicio de la pandemia.
Escuelas, universidades, locales, bares, consultorios, oficinas, algunos ya asistiendo todos los días, otros algún día por semana. La aparición y por qué no permanencia del trabajo virtual y otras actividades virtuales, ¡Cuantos cambios!
Volver…raro…muy raro. Porque somos los mismos pero a la vez somos diferentes a esos tiempos pre-pandémicos.
No sabíamos ni qué era eso, no sabíamos qué hacer, ¡le temíamos a todo! y ¡qué miedo desconocer!
Aprendimos a vivir diferente, nos dejamos de ver en vivo, nos miramos a nosotros mismos.
Cuántos cambios desde afuera hacia adentro que nos han modificado. Y desde adentro hacia afuera también. Es que la realidad nos modifica y a la vez nosotros modificamos la realidad.
Volver de otra forma, volver quizás con otras metas, con otros parámetros o valores reformulados. Claramente no estamos igual.
¿Cuánto más valoramos algunas cosas que antes eran de lo más comunes y normales?
Por ejemplo un abrazo, un encuentro, un acto escolar, una salida recreativa, hasta caminar a cara descubierta ¿No les pasa?
Lo simple se vuelve extraordinario. Lo simple se valora. Se agradece.
Volver a conectarnos de verdad.

Volver agradeciendo todo lo que somos y todo lo que tenemos, poco, mucho, algo, lo que sea.
Pero ¿Qué pasa con aquellas personas que sufren algún trastorno mental, ya sea desde antes de la pandemia o surgido en la misma?
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) los casos de ansiedad y depresión aumentaron a nivel mundial en un 25% durante el primer año de pandemia.
Gran crisis sanitaria que se traduce en gran crisis de Salud Mental.
Cuánto desafío por delante para nosotros como individuos, para la sociedad, para los profesionales de la salud y para las autoridades de cada Nación.
Como medidas básicas de cuidado podemos recomendar:
Practicar vivir más en el momento presente, prestando atención sólo a una cosa a la vez.
Llevar un estilo de vida saludable y equilibrado, aquí nos referimos a dormir bien, comer sano, movernos.
Pasar tiempo en contacto con la naturaleza.
Tener una red social de contención: familiares, amigos, vecinos, personas en quienes confiar.
Practicar técnicas de meditación, relajación, yoga o mindfulness.
Realizar actividades que disfrutemos.
Plantearnos objetivos, con prioridades y de a uno por vez para no abrumarnos.
Trabajar sobre la detección y modificación de nuestros pensamientos y/o conductas negativas.
Cuando la sensación de malestar psico-física se extiende en el tiempo y limita alguna de las actividades básicas y cotidianas de la persona es importante pedir ayuda, consultar un profesional de la salud para poder iniciar un tratamiento terapéutico a tiempo.
Tomar las riendas de nuestra mente es importante pero cuando no se puede sólo pedir ayuda también lo es.
Paula Ruiz
Lic. en psicología
Especializada en Trastornos de Ansiedad
paularuiz.psi@gmail.com


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