Obesidad infantil, ¿Qué podemos hacer como padres?

La obesidad es uno de los problemas más importantes de la salud pública del siglo XXI.

Si bien las comorbilidades asociadas (diabetes, hipertensión, hipercolesterolemia, etc), suelen verse con el tiempo, muchos niños la sufren desde pequeños afectando su salud mental: depresión, baja autoestima, trastornos en la conducta alimentaria y desde el aspecto físico: trastornos en el aparato locomotor, colesterol elevado, alteraciones inmunológicas, entre otras.

El mejor tratamiento de la obesidad infantil es la prevención  y esto supone actuar desde los primeros años de vida para crear hábitos saludables y ejercer sobre la propia fisiología de la enfermedad. Cuando las células adiposas (adipocitos), no pueden almacenar más cantidad de grasa en su interior se produce  hiperplasia, aumentan el número de células adiposas para poder continuar almacenando el exceso de grasa disponible. En la etapa infantil predomina este mecanismo fisiológico. En los adultos, la hiperplasia se produce en menor medida que en los niños, por lo tanto la cantidad de células grasas que se hayan producido en la niñez/adolescencia será prácticamente la misma que en la adultez. Por lo mencionado anteriormente resalto la importancia en  la prevención del sobrepeso y obesidad desde edades tempranas, responsabilidad que nos involucra a todos.

¿Qué podemos hacer como adultos para frenar el sobrepeso y la obesidad en nuestros niños?

  • Los podemos acompañar en este nuevo aprendizaje, comprendiéndolos, empatizando con ellos y promoviendo educación en hábitos saludables.
  • Es parte de nuestra responsabilidad enseñarles a los niños a crear un vínculo saludable con la alimentación, por este motivo desaconsejo el uso de dietas estrictas, rígidas y que pongan el foco sobre el peso corporal como medio para encontrar bienestar.
  • Promover  hábitos de vida saludable que deben ser práctica cotidiana de toda la familia, ya que nosotros, los adultos, somos el mejor ejemplo para ellos.
  • Es importante fomentar un hogar sin dietas y evitar hablar de alimentos malos o  prohibidos ya que esto generará una connotación negativa sobre determinadas comidas.
  • No es necesario evaluar el resultado de su tratamiento por el peso corporal, sino por la adquisición de nuevas conductas saludables, Ej.: comer más frutas, vegetales, aumento en el movimiento diario, etc.
  • Una buena manera de acompañar en este proceso es evitar juzgarlo, retarlo o culparlo por comer alimentos menos saludables, este tipo de alimentos activan zonas cerebrales que producen bienestar, por eso realizar comidas caseras, ricas y con alimentos reales (sin procesar) puede ser una excelente alternativa para contrarrestar el consumo de ultraprocesados.
  • No debemos prohibir alimentos menos saludables, la clave está en poder crear un ambiente seguro y  para eso una buena estrategia es  tener preparaciones casera en la alacena (ej: galletitas, budines), fruta disponible y visible,  preparar platos atractivos, ricos y a la vez saludables. La exposición repetida a este tipo de alimentos favorecerá su elección de forma autónoma.
  • Evitar usar la comida como medio para calmar al niño (aburrimiento, enojo, etc.), porque esto puede provocar una mala asociación entre  emoción y comida. 
  • Sumar al niño a la alimentación familiar, no habría razón por la cual él tenga que comer una alimentación diferente a la familia para perder peso.
  • Proporcionar espacios de movimiento físico que le sean agradables y que por sobre todo se divierta.

Uno de los mejores regalos que le podemos hacer a nuestros hijos es enseñarles a disfrutar de un estilo de vida saludable, el cual comienza por nosotros implicándonos directamente en ese cambio, ¿no te parece?

Floriana Alvarez Machado

Especialista en Cirugía Bariátrica

Tratamiento sobrepeso y obesidad

@nutriyvida

alvarezfloriana@hotmail.com

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