Apego desconectado

Más tiempo, menos calidad…. Pero ¡atención! Por primera vez en cuatro meses y de acuerdo a la investigación llevada a cabo y la práctica clínica estoy en condiciones de afirmar: No es producto de la cuarentena aunque la misma pudo haber potenciado algunas de las características que mencionaré más adelante. Actualmente se ha podido observar que los padres han montado oficinas en casa debido a las necesidades laborales que surgen y esto conllevó a que, si bien, están mucho tiempo con sus hijos, este tiempo no es de calidad. 

 De repente las casas se han visto con un flujo de personas que no suele ser el habitual y también se han convertido en una especie de institución escolar cumpliendo con las tareas que se les envían a niños y adolescentes.

Pero para retomar el concepto que hoy nos compete, “Apego desconectado”, voy a definir según Bowlby el apego: “(…) desde el punto de vista emocional, el apego surge cuando se está seguro de que la otra persona estará ahí incondicionalmente, lo que facilita que aparezcan la empatía, la comunicación emocional y hasta el amor entre estas personas. Desde el punto de vista cognitivo, la propia existencia de una relación de apego, conlleva a la construcción de un modelo mental de dicha relación, una imagen de cómo es el propio niño, representaciones sobre la figura de apego y una teoría mental sobre la imagen que la figura de apego tiene sobre el niño”.

Entonces, ¿De qué se trata el apego desconectado? Se trata básicamente de la hiperpresencia física de los padres (Aún más en cuarentena) pero sin disposición a nivel emocional para brindarles a sus hijos lo que es tan necesario para el desarrollo psíquico y es caudal emocional que requiere la constitución del psiquismo. Esto puede ser entendido por muchos grandes autores como un tipo de violencia psíquica que a largo plazo se manifiesta en enfermedades psicosomáticas en los niños o adolescentes ya que como he mencionado anteriormente la constitución dejó su huella, su marca.  

Generalmente este tipo de apego desconectado se ve en discursos tales como: “Es su vida”, “Yo ya fui al colegio”, “Que haga lo que quiera, a mí no me importa”, “La tarea es una pavada, yo no lo voy a ayudar”, “No sé qué más quiere de mí”,  etc. Y algunas de las consecuencias que trae son personalidades con características de inseguridad, incapacidad para formar un proyecto de vida, escasa empatía con el resto de las personas, y una posible repetición de este vínculo que no ha sido del más dichoso en futuras relaciones.

Por eso más allá de todos los términos teóricos que hoy hayamos abarcado, recordá que lo más valioso que podes brindar a tus hijos es la disposición en función de lo que necesita. Esto también es dejarlos que se frustren, que lloren, que fracasen pero que tenga la plena tranquilidad que aunque esto pase vos vas a estar ahí. Acompañando.

Intenta evitar las frases que he mencionado y cualquiera que consideres similares porque claro está que las palabras no dejan un moretón pero si dejan una marca psíquica que trae consecuencias muchísimo más graves que el mismísimo golpe. Y también claro está que el sentirse acompañado, contenido y querido colaborará en la formación de personas fuertes, seguras y felices.

No hace falta saber un contenido curricular para acompañar a tu hijo en una tarea, hace falta compromiso psíquico con él y te aseguro que eso valdrá la alegría.

Lic. Micaela García

Lic en psicología y psicopedagogia

 mg.consultoriopsi1@gmail.com

@lic.micaelagarcia

Fuente Alvaro bilbao

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