Nutrición Emocional

Al igual que todos tenemos necesidades físicas de alimentarnos, también tenemos necesidades emocionales: sentirnos amados, respetados, escuchados, valorados, incluidos, felices, etc. Necesitamos atención y afecto, porque somos seres humanos, seres emocionales y sociales.

El amor es la base de la nutrición emocional. El amor es esa entrega hacia el otro, en pos de compartir y hacer el bien, cuidando, respetando, escuchando, ayudando y principalmente aceptándome y aceptando al otro en su totalidad. Sin amor q nos sostenga, nos caemos.

De la construcción de ese amor desde la primera infancia, y de cada uno de los nutrientes emocionales, nace la autoestima.

El término autoestima está compuesto por dos palabras: autos, q proviene del griego y significa “por si mismos”, y estima, del latín, q significa apreciar, poner precio, evaluar las cosas, juzgar, creer. De modo q la autoestima es el amor propio a partir de una autoevaluación. La autoestima es también concebida como un escudo q nos protege y nos ayuda a superar las adversidades de la vida. Es la base de la confianza en uno mismo.

Es posible afirmar que, los adultos de hoy tuvimos poco espacio para desarrollar el propio criterio para valorarnos y descubrirnos a partir de nuestro propio criterio. Es por esto que, la mayoría de nosotros, cree que el valor propio está puesto en el otro, en lo que el otro cree de mí, en el juicio del otro; y nos olvidamos de nosotros, le damos total valor a lo q otro piense de mí. En la autovaloración, influye fuertemente el trato q recibimos en la infancia de parte de nuestros seres queridos más cercanos.

Por lo tanto, si no aprendemos a amarnos primero a nosotros mismos aceptándonos con nuestras virtudes, talentos y defectos, aceptando nuestros errores para usarlos como aprendizaje, difícilmente podamos construir una autoestima saludable, amar a otros de manera saludable y difícilmente podamos ayudar a nuestros hijos a construir una autoestima saludable. Tampoco les podremos enseñar a amarse a sí mismos, sino que les mostraremos que primero se debe amar al otro y cumplir los deseos y expectativas de ese otro. Sin amor propio consciente, es difícil también establecer límites sanos para con los otros, es difícil disfrutar plenamente la vida porque siempre nos va a faltar algo, vamos a estar pendientes de eso que nos falta, y lo vamos a buscar siempre afuera.

El amor propio es un constante aprender y conocernos para fortalecernos. Aprender a mirarnos, a escucharnos, a respetarnos, respetar nuestros límites, nuestros deseos. Aprender sobre lo que sentimos, transitar las emociones en el momento q las sentimos y aprender a gestionarlas de manera saludable. Es aprender a decir SÍ cuando queremos, y también decir que NO a alguna situación o persona en particular que nos genere malestar, que nos haga ruido. Es aprender a cuidarnos de manera integral, siendo conscientes no sólo de cómo alimentamos nuestro cuerpo, sino también nuestro pensamiento, nuestro diálogo interno que determina nuestro estado emocional, nuestra autoestima.

Diálogo interno

Creemos que los acontecimientos o las cosas que nos suceden, son los que gatillan las respuestas emocionales. Pero en realidad, son nuestros pensamientos los que le dan origen a las emociones. Porque es a través de ellos que interpretamos lo que nos pasa.

Cada vez que pensás, estás hablando con vos mismo. Estas alimentando tu ser, tu autoestima. Cada pensamiento está en lo que te decís a vos mismo. Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, estamos hablando con nosotros mismos. Y de acuerdo a esos pensamientos, serán tus emociones.

La clave de todo esto, es que dependiendo de la calidad de ese autodiálogo, va a ser cómo te vas a sentir. Hay personas que todo el tiempo se dicen “que tonto que soy, no lo voy a lograr, esto no puedo hacerlo, estoy horrible, así nadie me va a querer, que mala suerte que tengo, todo me sale mal…” y cuantas otras expresiones que atentan directamente contra nuestra autoestima, nos alimentamos de pensamientos y palabras negativas y desagradables a nosotros mismos, a la persona que más tengo que cuidar y valorar. Porque es desde ese amor propio, de ese respeto propio, que voy a amar y aceptar al resto; voy a ver la vida al igual que me veo a mi: si lo hago en forma de queja, sin aceptarme y amarme a mí mismo, voy a reflejarlo en la forma de relacionarme con el resto de las personas.

Entonces, al igual que en la alimentación consciente del cuerpo y la ingesta de alimentos saludables, nuestros pensamientos sobre nosotros mismos deben ser saludables, logrando gestionar las emociones de manera que me permitan vivir de manera plena, y que me permita buscar la solución a las adversidades de la vida, saliendo del estado de queja.

En contraste, las personas que tienen pensamientos o autodiálogos basados en el optimismo y la motivación, logran ser más indulgentes consigo mismos y con el resto de las personas, haciendo hincapié en aceptar la situación por la cual estén atravesando para lograr ver la solución, en caso de que haya una dificultad, y utilizarla como un desafío para crecer. El autodiálogo cambia: “puedo pedir ayuda si no puedo solo, esto me va a ayudar a mejorar, algo voy a aprender de esta situación, etc”.

Lo mismo ocurre con las personas que tenemos a nuestro alrededor, principalmente con nuestros hijos. Cómo les hablamos? Cómo alimentamos sus emociones, su autoestima? Qué palabras usamos con ellos, afirmaciones positivas o etiquetas negativas? Los alentamos? Le señalamos el error como algo “malo”? ¿Destacamos sus virtudes o sólo nos enfocamos en destacarlos cuando se “portan mal”? ¿Qué ejemplo de cuidado personal, respeto a uno mismo y amor propio les damos? De ahí la importancia de cuidarse y nutrirse a uno mismo: porque somos su ejemplo, y porque si nosotros nos hablamos mal a nosotros mismos, seguramente lo vamos a hacer con ellos.

Lo que te decís a vos mismo, va a determinar cómo te vas a sentir. Es importante detectar nuestros hábitos de pensamiento o autodiálogo, para develar las creencias que hay detrás eso. Y comenzar a cambiarlos… así como comenzamos a cambiar nuestros hábitos alimenticios cuando queremos cuidar nuestro cuerpo.

Sofía Belén Fernández

Lic. en Psicopedagogía

IG @licsofifernandez

pspsofia@hotmail.com

Fuente imagen: La verdad noticias

También te puede interesar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *