Escuché esa frase. Pare y pensé ¿se entenderá de que se trata hablar de “falta”? Muchas veces en el consultorio circulan significantes como este y tantísimas veces me he preguntado si realmente se comprende el concepto concretamente o queda simplemente en la palabra. Entonces hoy empiezo por aquí. Cuantas veces nos encontramos en situaciones que nos angustian, cuantas veces sentimos ese apretón en el pecho que no podemos explicar y ante la pregunta sobre el porqué solemos (Si, solemos, me incluyo porque aunque sea psicóloga me pasó y me pasa) decir: “No sé. Pero me angustia”
Cuando nos pasa pienso que eso es sinónimo de bienestar, más allá de la confusión y de las lagrimas, porque si la angustia aparece algo pasa ¡Vamos por buen camino! Salimos de la quietud y nos movilizamos, eso hace que situaciones que teníamos naturalizadas ya no lo estén. Algo está por cambiar y los cambios, salir de la zona de confort hacen bien. Desterremos que es mejor lo malo pero conocido a lo bueno por conocer.
Para concluir, cuando en psicoanálisis hablamos de la “falta” nos referimos al “hueco” que se genera en el deseo del sujeto, a la posibilidad de no tener todo resuelto. A la necesidad de hacerse pregunta e ir en busca de algo más. La falta es el motor de búsqueda y bienvenida sea ya que estando presente reconocemos que hay algo más que podemos alcanzar.
Lic. Micaela García
Lic en psicología y psicopedagogia
mg.consultoriopsi1@gmail.com
@lic.micaelagarcia
