La enseñanza en tiempos de pandemia

¿Cómo pensar la enseñanza en tiempos de pandemia? ¿La casa como escuela? ¿Padres como docentes?

A partir del aislamiento social producto de la pandemia, nos preguntamos; ¿cómo continúa la función de la escuela, en cada una de las casas? Retomamos el lugar protagónico que siempre tuvo la escuela como productora de subjetividad; como constructora de ideales, movilizadora de saberes y deseos. En ella, a cada alumno, se le abría un espacio para simbolizar aquello que, hasta el momento, no tenía palabra (juego simbólico); era un lugar de encuentro y posibilitadora de cambios; lugar socializador, dador de sentidos diferentes. Podríamos seguir enumerando las funciones de la escuela. ¿Hoy siguen siendo las mismas? ¿Están siendo modificadas?

Los actores: docentes, padres, alumnos, la comunidad toda, está atravesando un momento único en la historia de este siglo XXI, donde la vida corre peligro sino la cuidamos, aislándonos;  recibimos una amenaza constante del afuera, que manifiesta la pérdida, el riesgo y el peligro constante. En este escenario, los alumnos, en las casas, junto a sus familias. Familias que trabajan, que realizan las tareas hogareñas, que sostienen y alojan como van pudiendo a cada uno de sus hijos. Preocupadas por la situación económica y social. Los niños y las niñas, les demandan ayuda escolar, materiales, explicaciones y una mirada de contención para apaciguar la angustia que esto les acarrea.

El tiempo y el espacio que antes vivenciaban en la escuela, en el encuentro con los pares y docentes, ahora transita en el hogar, conviviendo con todos y entre muchos.

Son tiempos diferentes donde el soporte tecnológico se les hace imprescindible a cada docente para el encuentro diario con sus alumnos. Donde a cada alumno se le exige la conexión constante, estar sentado determinada cantidad de horas frente a la pantalla y donde el cuerpo queda desdibujado. Ese cuerpo que hablaba en cada encuentro en el recreo, en el aula, hoy se ve  aquietado y silenciado por “el mute” de la aplicación.

Los referentes familiares que conviven diariamente con nuestros alumnos son “la autoridad” y sostienen las normas en cada hogar.

Según lo que expresa María Beatriz.Greco:

 “La autoridad pedagógica” es hablar de lazos, de relaciones y de un vivir juntos, por lo cual deberíamos pensar en esta autoridad ya no como un ejercicio individual, sino como la tarea que se dirige  desde el que decide a otro que acepta u obedece, en el mejor de los casos, o se resiste a todo esto. La autoridad como una trama de encuentros, en una relación asimétrica, entrelazando sus subjetividades en tiempo y espacio, cultural, histórico, social, para recrearlos”.

Cada padre, cada familia en este nuevo espacio compartido con la escuela sostendrá su propio marco de legalidad en su hogar. Seguirá siendo y cumpliendo ese rol, aunque a veces parezca confuso. Es importante que lo mantengan, con ritmos y rutinas creadas en este nuevo espacio pero que ayudarán a esos niños/as a ordenarse en su propia casa.

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  • Promover tiempo para el juego libre, deporte, movimiento corporal, incluso dejar tiempo para el aburrimiento.
  • Procurar un hábito de horarios, tareas y responsabilidad en base a su edad, dedicando un tiempo diario a la lectura, tareas o estimulación intelectual.
  • Diferenciar entre los horarios y rutinas de un día entre semana de los del fin de semana.
  • Buscar la mejor forma de conciliar la vida laboral y familiar organizando los horarios con el otro progenitor, familiares, u otros apoyos, si los hubiera.
  • Aprovechar esta situación para pasar más tiempo de disfrute y ocio en familia, algo tan necesario y escaso habitualmente.

Dejémosle a la escuela que continué creando instancias nuevas de enseñanza /aprendizaje creando nuevos modos de actuar. Dejémosle a la escuela que posibilite que los niños y las niñas se expresen, muestren sus emociones y produzcan conocimientos. Dejémosle a la escuela que si alguno de los niños/as no comprende algo, el docente pueda responder; dejémosle a la escuela que permita jugar, explorar, experimentar a la distancia, generando en cada uno, una experiencia única en esta construcción colectiva.

Lic. Andrea Grinberg                                             

Lic. Claudia Buleczka

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andrea@psiconfiar.com / claudia@psiconfiar.com

Fuente imagen: Notas periodismo popular

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