Convivencia escolar

Hoy: Convivencia escolar

Muchas veces las familias o los docentes consultan por el nivel de conflictividad que existe en las escuelas.

En la ciudad de Buenos Aires hay una ley de convivencia desde 1999 y en Nación desde 2013, sin embargo, las dificultades siguen existiendo.

Mi propuesta es tratar de pensar qué es lo que ocurre en la institución escolar.

La realidad es que todas las personas tenemos deseos e impulsos. Y también sabemos que la cultura tiene determinadas características por las que esos impulsos o deseos deben limitarse.

Esto ocurre desde el comienzo de la vida, por lo tanto, muchas veces aparece el conflicto. Ya que los impulsos no pueden manifestarse abiertamente; esa pulsión implica tensión en el cuerpo y lo que necesita es descargarse. Pero la cultura está indicando que eso debiera esperar y en general no ocurre que se dé esa espera, mucho menos en esta época en la que todo es vertiginoso, por lo que entonces surgen las situaciones conflictivas.

En la escuela lo vemos permanentemente, y allí es donde hay que trabajar.

El primer punto es no negar que existe el malestar. El tema es cómo encarar las acciones, si lo pensamos desde la moral, es decir desde lo que está bien y lo que está mal, posiblemente no consigamos los mejores resultados. ¿Por qué?

Porque el alumno posiblemente ya sepa que lo que hace está mal, o que no es correcto su accionar. Pero esto no significará que modifique su actitud, simplemente porque lo que puede generarse es sólo un sentimiento de culpa. Pero no hace que pueda sentir responsabilidad por las consecuencias de su accionar.

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Como nos dice la Lic. Marina Lerner (2023) la culpa y la responsabilidad se excluyen, van por caminos muy diferentes. La idea, entonces sería plantearlo desde la ética, ayudando al niño o adolescente a conectarse consigo mismo. Y que pueda ver cuál es su postura, cuáles son los impulsos que no puede frenar, qué es lo que siente.
Habría que buscar que ese sujeto pudiera asumir la responsabilidad de su acto. Que pueda comenzar a pensar y ser consciente de reconocer qué lo empuja a realizarlo. Así podría comenzar a pensar modos de responder de otra manera, además de anticipar su propia acción para poder evitarla.

Es fundamentalmente un trabajo de acompañamiento, de sostén, que llevará el tiempo que cada estudiante necesite, porque justamente es algo propio, subjetivo.

Lic. Silvia Gladys Oballe

Psicopedagoga

Fuente imagen: https://www.losandes.com.ar/

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3 comentarios sobre «Convivencia escolar»

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