¿Consumo de azúcar igual a infancia feliz?

Esta asociación está bastante arraigada en nuestra sociedad, y no solo con los niños, culturalmente la comida se relaciona con felicidad. Cumpleaños, festejos, reuniones no se conciben sin alimentos de por medio. Quizás esta relación genere cierta felicidad, pero efímera, porque las consecuencias del consumo de estos alimentos con poco valor nutricional podrían ejercer sobre nuestra salud efectos perjudiciales, por lo tanto el costo-beneficio no sería tan positivo.

La Organización Mundial de la Salud recomienda que la ingesta de azúcar libre para un niño mayor de 2 años no supere los 12 gr/día esto equivale aproximadamente a 3 cditas de azúcar.

Solo hace falta mirar los rótulos nutricionales y observar como muchos alimentos de consumo infantil supera ampliamente esta recomendación. En muchas partes del mundo hay un elevado consumo de bebidas y alimentos con alto contenido de azúcar libre, hecho indicativo de una dieta de poca calidad. Muchas bebidas y varios alimentos ultraprocesados contienen azucares libres, como monosacáridos y disacáridos. También podemos encontrar este tipo de azúcar de manera natural en alimentos como por ejemplo en la miel, jarabes, jugos de frutas y concentrados de jugos de frutas. Las calorías aportadas provenientes de estas sustancias tienen poco valor nutricional y pueden no proporcionar la misma sensación de plenitud que ofrece un alimento con mejor perfil nutricional.

Las investigaciones evidencian que los niños con alto de consumo de azucares libres tienen más probabilidad de padecer sobrepeso u obesidad que aquellos con un bajo nivel de consumo; por tanto existe una relación directa entre el consumo de azúcar libre y el desarrollo creciente de la obesidad y diabetes en todo el mundo.

Los niños con obesidad o con sobrepeso tienen un mayor riesgo de padecer problemas de salud graves, como diabetes de tipo 2, hipertensión arterial, asma y otros problemas respiratorios, trastornos del sueño y hepatopatías. Asimismo, pueden sufrir efectos psicológicos, como baja autoestima, depresión y aislamiento social. La obesidad infantil también aumenta el riesgo de obesidad, enfermedades no transmisibles, muerte prematura y discapacidad en la edad adulta.

Este panorama es tan preocupante que exige acciones inmediatas a nivel global (etiquetado nutricional, regulación de la comercialización de los alimentos y las bebidas con un alto contenido en azúcares libres, etc) y también desde el seno familiar.

Como adultos somos los responsables de cuidar la salud de los niños, y esto no significa que debamos prohibirle este tipo de alimentos, sino fomentar el consumo de alimentos sin procesar (frutas, verduras, cereales integrales, carnes, etc); preparar recetas atractivas, gustosas y a la vez con un aporte nutricional adecuado. Promover una alimentación saludable a nivel familiar y enseñarles a disfrutar de un estilo de vida saludable para que ellos de a poco puedan preferir y elegir de manera autónoma este tipo de alimentación.

Los niños no necesitan consumir azúcar para ser felices ni crecer de manera saludable, necesitan aprendizaje para crear un vínculo saludable con la alimentación/nutrición, sin prohibición, sin dietas y que requiere acompañamiento y mucho amor.

Floriana Alvarez Machado

Nutricionista

Especialista en Cirugía Bariátrica

Tratamiento sobrepeso y obesidad

@nutriyvida

alvarezfloriana@hotmail.com

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