Consecuencias del aislamiento en niños

¿Qué les pasa, porque y como los ayudamos?

 El aislamiento social nos a traído a los adultos grandes  oportunidades y también grandes dificultades, una de las que mas nos preocupan y recibo como consulta a diario tiene que ver con los cambios que vemos en nuestros hijos, y la dificultad de sobrellevar esta nueva cotidianidad . les propongo adentrarnos en este tema: 

        1.Entender que les pasa

        2. Como ayudarlos

        3.Ideas practicas

1) Alguna de los cambios que pueden notar en ellos (de 0 a 6 años) son:

  • Dificultades en el control de esfínteres (diurno o nocturno)
  • Irritabilidad, intensidad en el carácter, enojos.
  • Dificultades con el sueño, aumentos de despertares nocturnos, dificultad para conciliar el sueño en horarios habituales, reducción de siestas u horas de descanso.
  • Aumento en los episodios de llanto, angustia.
  • Aumento de demanda de teta, chupete, mamadera, upa.

Desde luego que cada niño es particular y por lo tanto lo que le sucede es por motivos particulares.   Pero considerando los cambios que todos estamos atravesando es común encontrarnos con alguna de estas consecuencias.

¿A que se deben estos cambios?

  • El control de esfínteres, el carácter, la expresión de las emociones, el sueño y la alimentación, se encuentran en pleno desarrollo y por lo tanto se ven afectados por los cambios en el contexto no solo familiar, sino en los contextos a los que están acostumbrados, jardín, vistas de familiares, plaza, etc.
  • Estas consecuencias pueden ser expresión de dificultades en la comprensión de lo que esta sucediendo, en la perdida de contacto con los pares, y/o el aumento de la inseguridad que esa falta de comprensión genera, dando como resultado momentos de ansiedad y angustia, que encuentran su expresión en lo antes mencionado.
  • Es importante recordar que, si bien los adultos también estamos aislados, poseemos los vínculos ya internalizados, por lo que sabemos de la existencia de los otros mas allá de no poder reunirnos, para los niños los vínculos están en construcción y la necesidad es presencial, por lo que la falta de la misma puede aumentar la angustia por separación.
  • Se encuentran en un periodo de desarrollo motriz distinto al de los adultos, si bien no es real que posean mayor energía que nosotros, si es necesario para ellos encontrar vías motrices de descarga, correr, saltar, bailar, son modos de descomprimir esa necesidad, la reducción abrupta de esa posibilidad puede generar una tensión que al no ser transformada se torna en enojo e irritabilidad.

2) ¿Que podemos hacer para ayudarlos?

A) poner en palabras, darles la palabra: Las consecuencias a esta edad son mayores dada la imposibilidad de poner en palabras y nombrar lo que sucede, por lo que ser nosotros quienes nombramos es de gran ayuda, explicar muchas veces, contarles como nos sentimos y como creemos que ellos se sientes, cual y cuando creemos que será la vuelta al jardín o visitas a familiares.

B) Somos sus modelos de afrontamiento:   Sobre todo ahora donde somos sus únicos modelos, gran parte del modo en que ellos atraviesan esto que sucede, tiene que ver con como nosotros lo atravesamos y se los trasmitimos.  Si la situación nos desborda es importante poder pedir ayuda y de esa forma incluso los estaremos ayudando a ellos.

C) No todo es aburrimiento, diría que nada de lo antes mencionado lo es, y por lo tanto no se resuelve haciendo actividad tras actividad, esto solo nos desgasta a los adultos. El mal comportamiento en los niños esta mas relacionado al exceso de actividades no acordes, que a la falta de las mismas.  Dedicar ese tiempo y energía a encontrar nuevas rutinas que podamos sostener, donde el juego tenga su lugar, donde todos tengamos nuestro lugar, darles el tiempo y la atención necesarias para que ellos propongan y seamos nosotros quienes acompañamos la actividad mientras ellos la dirigen.

D) Dibujar, pintar, cantar, bailar. Es la herramienta número uno en la infancia para comprender , adaptarse y  aceptar . Los espacios de libre expresión, y propuestas lúdicas ayudan al niño a tramitar sus emociones.

E) Rutinas: Flexibles desde luego, pero existentes, horarios saludables, que respondan a la lógica de noche se duerme, de día se juega. Las rutinas disminuyen la ansiedad y la angustia (en niños y adultos)  son la mayor fuente de seguridad que podemos brindarles ya que solo depende de la organización familiar y no de factores externos.

F) Utilizar la tecnología como puente de vínculos, no saturemos el recurso con mil llamadas al día, ni esperemos que establezcan charlas con amiguitos, pero si mostrar a que jugamos, que puedan ver a sus pares y familiares cotidianamente. Es algo nuevo para ellos, al pasar los días comprenderán la lógica y puede que pidan ellos comunicarse

3) Ideas practicas:

  • Rutina: Pensar una rutina posible, que incorpore las necesidades de toda la familia (descanso, alimentación, higiene, trabajo) , un punto de partida que puede flexibilizarse, pero al cual volver.
  • Actividades propuestas por el jardín: Las mamas o papas no somos docentes, la idea no es que cumplamos ese rol frente a las actividades que se proponen desde el jardín, sino que participemos con ello, guiándolos en el uso de los elementos, pero sin la presión de dirigir la actividad.  Que ellos vean directamente el video de la seño explicándolo o les contamos que ellas fueron quienes enviaron la idea. Siempre priorizando que sea un momento divertido.
  • Proponer al menos 1 vez al día, juegos físicos, donde tomando los recaudos necesarios, el niño pueda correr, saltar, bailar, un momento de descarga motriz. Y al menos 1 vez al día juegos manuales, dibujar, pintar, trasvasar, jugar con masa.  Recordemos que con esto les estamos dando herramientas, no es importante que sigan reglas de juego, solo brindamos materiales y que ellos exploren.
  • Incorporarlos a tareas del hogar, frente a la demanda de atención y a la necesidad de los adultos de cumplir con otras obligaciones, una buena opción es darles una tarea concreta mientras nosotros realizamos otras o la misma a la par.

Por último familias, le quiero dejar una reflexión:

La normalidad que nuestros hijos conocen y necesitan es la que nosotros les construimos. La “normalidad” que los adultos esperamos ansiosamente que regrese dependerá de esa misma capacidad de construir.  Hoy más que nunca los invitamos a construir en casa un núcleo fuerte que forme nuevas normalidades, con más miradas, más juego y unidad.

Lic. Jimena Fernández

Psicóloga Perinatal-Crianza   

M.N: 67689

Fuente Imagen: Cuerpomente

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