Ansiedad en adolescentes

Hablamos sobre ansiedad porque la consulta en las guardias clínicas sigue aumentando. Personas que llegan a la consulta por presentar síntomas físicos pero que son indetectables a los estudios habituales. ¿Entonces, de qué se trata?. Titulamos a esta nota: Ansiedad en adolescentes

La ansiedad tiene la habilidad de presentarse bajo múltiples formas. Tanto síntomas físicos como psicológico/ cognitivos. ¿Qué podemos hacer?

La buena noticia es que debido a los descubrimientos sobre la neuroplasticidad, sabemos que el cerebro es capaz de aprender hábitos nuevos, por ello, podemos enseñarle a hacerle frente a la ansiedad.

Me consultan muchos adultos preocupados por sus hijos adolescentes. ¿Mi hijo siente ansiedad? ¿Qué cuestiones son esperables y cuales son llamativas? Te dejo algunas claves:

Si notas que tu hijo se preocupa excesivamente por su desempeño social/ escolar, acércate a ver de qué se trata. La preocupación excesiva por el futuro también puede ser un indicador. Un adolescente atraviesa una etapa compleja, en la cual los cambios están a la orden del día. La ansiedad suele aparecer justo ahí, ante el miedo a los cambios, a la temida incertidumbre.

Suele darse un pico de ansiedad en los 17 años aproximadamente. El fin de la escolaridad, el ingreso a la vida adulta, pero siendo aún un adolescente.

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Podemos enseñarles a nuestros hijos a enfrentar los desafíos que se vienen, la opción es ayudarlos a atravesarlos, aunque o sepamos cual va a ser el resultado.

Pregúntale: ¿Cómo te hizo sentir determinada situación? Evita las preguntas directas o las respuestas que fomentan la evitación, como proponerles abandonar o esquivar los problemas.

Podemos mostrarles nosotros mismos como aprendemos a manejar la ansiedad de la mejor manera posible.

Al fin y al cabo, se trata de transitar la vida, disfrutarla. Más aún, cuando no sabemos cómo resultarán nuestras decisiones. Lo mejor que podemos hacer es transitar juntos la ansiedad, mejorando considerablemente la relación con nosotros mismos y con nuestros adolescentes.

Carolina Cuenca