¿Se puede sufrir ansiedad desde niños?

Estas líneas son para vos, tanto si sos un adulto y crees que sufrís ansiedad desde hace mucho tiempo, como para vos que convivís con niños y notás rasgos de ansiedad. Titulamos a esta nota: ¿Se puede sufrir ansiedad desde niños?

Hoy en día, vivimos en un mundo en que adultos y niños estamos cada vez más acelerados, llenos de problemas y preocupaciones. Entonces, ¿Cómo diferenciar cuándo estamos ante un problema habitual o esperable? ¿Cuándo consultar con un especialista?

Es fundamental, como primera instancia, definir y diferenciar qué es ansiedad esperable y qué podría constituir un trastorno.

En primer lugar, la ansiedad es una respuesta adaptativa esperable de nuestro organismo: es un sistema de alarma que es bueno que funcione. Si no lo hiciera, no tendríamos capacidad de acción frente a muchas situaciones.

En cuanto a los niños, un chico puede ser inquieto, movedizo y hasta hiperactivo y no tener un trastorno de ansiedad. Ciertos niveles de ansiedad son normales, y más en estos tiempos en los que el modo de vida que tenemos, sobre todo en las grandes ciudades, favorece este tipo de conductas. El problema asoma cuando ese nivel aumenta más de lo “normal“. Cuando deja de ser una respuesta adaptativa para ser una respuesta estresante, y cuando esa intensidad excesiva se vuelve frecuente, es decir, continúa en el tiempo. En esos casos, ya se trataría de una respuesta del organismo que se torna disfuncional, que molesta, angustia y afecta la calidad de vida del grupo familiar.

Los trastornos de ansiedad suelen detectarse a los 8 o 9 años, pero pueden presentarse desde antes. Muchas veces no llegan a la consulta porque se confunde ansiedad con miedo. En otros casos, la propia ansiedad de los adultos impide actuar con rapidez.

Estate atento a los siguientes signos: La ansiedad se vive por dentro. Por eso a veces pasan un poco desapercibida. Podes notar que tu hijo se aísla, se encierra y deja de jugar. También puede manifestar preocupaciones constantes, en general sobre su desempeño académico.

En otros casos, tu hijo puede manifestar preocupaciones intensas sobre el futuro en general. Puede aparecer preocupación sobre si le pasa a algo a los padres o alguna catástrofe. En forma aislada podría ser esperable, pero en forma constante es momento de consultar con un especialista.

La buena noticia, es que la ansiedad puede manejarse, y hasta enseñarnos. Nos ayuda a detectar que hay problemas para resolver.

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Lo primero que necesitamos, es hablar con nuestros hijos. Evitar las preguntas directas y abrir el dialogo con preguntas abiertas, del tipo: ¿Cómo te sentís ante esta situación?

Ayudarlos a pensar en posibles soluciones. Proporcionarles herramientas para enfrentar las situaciones y no evitarlas. En todos los casos, señalarles que somos una red segura de contención y manifestarles que siempre estaremos ahí, para ellos.

Por último, recordemos trabajar también en nuestra ansiedad, detectando que es lo que nos quiere decir. Siempre podemos vivir mejor, amigándonos con nuestra ansiedad y proporcionándonos ese espacio seguro que nos merecemos.

Carolina Cuenca