Vivir el presente

Vivir el presente

En todas las sesiones de reflexología que realizo, invito a mi paciente a estar presente. Intento llevarnos a ambos a ese momento, al acá y ahora, a través de una meditación guiada para adentrarse en un estado profundo de relajación y alcanzar el estado alfa.

Todos mis pacientes llegan a SOKU, con una intención en común:
Desconectar por un rato

Y para mí, viendo al funcionamiento de nuestro cuerpo como si fuera una máquina, es un camino análogo al que se realiza en cualquier computadora cuando se resetea.
Es conectar un momento, con nosotros mismos. Con el cuerpo, con lo que está pasando alrededor en este instante, para desconectar.

Salir por un rato de la mente, para luego volver a conectar . Pero con los sentidos agudizados y conscientes, la cabeza descansada, descargada y lista para volver a recibir información.
Una de las mejores técnicas que utilizo en las sesiones para la meditación, es invitar a observar esos pensamientos desde lejos por un momento, dejarlos fluir sin meternos dentro de ellos.

Muchas veces creemos que desconectar o disfrutar significa únicamente el salir físicamente, movernos de la rutina yéndonos de vacaciones.
Siempre viene bien una escapada, claro. Sin embargo, ese movimiento, es algo que podemos incorporar en nuestro día a día, simplemente dándonos un espacio, regalándonos unos minutos a nosotros mismos, y respirar.


Presente también significa regalo. Otorgarnos ese mimo, traducido también agradecimiento al propio cuerpo y un signo de autovaloración y autocuidado.

Pero, ¿Cómo lo buscamos?

Este camino de estar presentes, significa detenerse y escuchar. Y escucharse.
El famoso “Carpe diem”, disfruta el día. Una frase trillada, que oímos muchas veces.
Pero que sin embargo no nos detenemos a escuchar, justamente por lo que la misma frase nos anticipa. Es vivir el presente, sentir. Es la sangre que corre entre las venas, la saliva que corrompe los sonidos al bajar por la garganta.

El ponerse en contacto con la respiración, que nos permite estar vivos, es el viento recorriéndonos la piel y los pensamientos fugaces que recorren nuestra mente.

Es ponernos en contacto con cada latido, con vivir lentamente el recorrido que hace el aire al entrar y al salir de nuestro cuerpo.

Es entrar en ese reloj propio de cada une, en cada momento en que el alma está viva.

No es adivinar, es saber que de pronto hay un ser que desea, que necesita y que respira.

Una comunión con nuestro ser que nos invita a recorrer cada fibra, sin detenerse ante el hecho de que el tiempo es tiempo, sin noción de nada. Y simplemente siendo lo que es; un conjunto de sistemas, que al unísono, buscan el bienestar y la paz absoluta.

Mariana Fialllo

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