Tu hijo, ¿es o se comporta?

Las palabras al igual que los tratos físicos, gestos y miradas: dejan huellas y marcas que nos acompañan durante toda la vida.

Los tratos, contactos, palabras, que recibamos en nuestros primeros años de vida, principalmente hasta los seis; son los que infieren en la construcción de nuestra autoestima: forma en la que nos percibimos a nosotros mismos, es decir van delineando lo que creemos que somos.

Eh aquí, la responsabilidad de nosotros los adultos en tanto ejemplo y formas de relacionarnos y conectar con sujetos pequeños que están en construcción de su propio ser.

Ser que se construye a partir de la relación con ese otro adulto que, en el mejor de los casos, lo guía y acompaña.

El estilo de vínculo que construimos con nuestros niños en sus primeros años de vida, las experiencias vividas, las palabras con las que nos dirigimos o nos referimos a ellos, son las que van tomando para formular su autoconcepto con el que luego construirán su identidad, su personalidad, su forma de SER Y ESTAR en el mundo.

Y me permito hacer la aclaración anterior: la de dirigimos o referimos, ya que muchas veces pensamos que, porque no se las decimos directamente a ellos, no los estamos condicionando. No olvidemos nunca que, por más que parezcan concentrados en otro juego o acción, todo el tiempo nos están escuchando y observando.

Y toda frase que comience con sos o el/ella es.. «lo está definiendo» y condicionará su comportamiento.

La importancia del estilo de comunicación y de nuestras palabras:

En base a lo anterior, vemos como cobra importancia el estilo de comunicación, la importancia e incidencia que tienen también las palabras.

Por ende, los invito a hacer una pausa y un ejercicio: observar y escucharnos

Cuando en el cotidiano nos referimos a nuestros hijos/niños; ¿juzgamos su conducta o juzgamos su personalidad?

Muchas veces, cuando queremos «corregir» una conducta que consideramos no apta para un momento, solemos cometer frecuentemente un error, que es hasta inconsciente, pero atenta directamente sobre su autoestima:

El reto que comienza con «EL SOS bruto, molesto, mentiroso, malo, etc.»

Cuando emitimos estas afirmaciones estamos generando un juicio sobre la persona, la famosa «etiqueta».

Una forma de reparar ese daño, es juzgar la acción del niño; es decir en lugar de decir sos, decir TE COMPORTASTE por ejemplo, agresivo en esta situación.

De este modo estamos hablando de una acción y liberamos el ser de la persona.

Jacqueline Bailo

Lic. en psicomotricidad

Fuente imagen: Ser Padres

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