El vínculo fraterno, cuando uno de los hermanos, tiene una discapacidad

Se utiliza la denominación de vínculo fraterno para referirse a las modalidades y vicisitudes de la relación entre hermanos. Mientras que con el nacimiento del primer hijo se establece el vínculo paterno-filial con su conflicto intrageneracional, cuando nace el segundo hijo surge el vínculo fraterno, con su conflicto intrageneracional.

La presencia de este nuevo integrante de la familia marca la aparición, tal como ha sido denominado por diferentes estudiosos de la temática: “el extranjero”, “el doble” o “el intruso”, capaz de despojar del lugar propio y de arrebatar el afecto de los padres.

Este vínculo fraterno es uno de los lazos más ricos y duraderos que puede tener una persona, se extiende desde la infancia y se puede prolongar a lo largo de toda la vida. Por otro lado la relación entre hermanos es una fuente importante de interacción social desde los primeros años de vida, preparatoria para la interacción social fuera del núcleo familiar. Representa el primer contacto del niño con lo social, además de la relación con sus padres.

¿Pero qué ocurre cuando el hermano o hermana no camina, o no habla, o dice cosas sin sentido, o hace ruidos extraños o simplemente, es distinto a los demás? ¿Qué sentimientos se despiertan entonces? ¿Cómo vive un niño la convivencia con un hermano con discapacidad? ¿Cómo le afecta?

La realidad es que no hay investigaciones muy exhaustivas sobre los hermanos de personas con discapacidad. Muchos de los estudios se centran en la etapa infantil, otros parten de la base de que tener un hermano con necesidades especiales ha de ser negativo para los niños… Sin embargo, los resultados de algunos trabajos y la experiencia de muchos terapeutas es que los hermanos de niños con discapacidad no tiene por qué causar desadaptación y que muchas personas valoran positivamente haberse criado con un hermano con discapacidad y piensan que el hecho de que su hermano sea especial o diferente también los ha hecho especiales a ellos.

No podemos hablar de los hermanos del niño con discapacidad como un grupo homogéneo. Cada hermano es único y particular. No es posible hacer generalizaciones, ya que esta situación de “ser hermano” es solo un aspecto de su vida.

Son múltiples los factores que van a influir en la modalidad de afrontar esta experiencia: forma de elaboración de la situación por parte de los padres, historia personal de cada hermano, sexo, número de hijos de la familia, características específicas del núcleo familiar, tipo y grado de discapacidad, entre otras.

Tampoco podemos afirmar que esta experiencia de ser hermano se acompañe necesariamente de trastornos psicológicos, como se suele pensar.

Cada experiencia es única y singular, sin embargo, crecer al lado de un hermano con una discapacidad siempre será una experiencia especial.

La confirmación del diagnóstico de la discapacidad enfrenta a todos los miembros de la familia a una crisis, desde luego que también al hermano. Esta crisis para la familia representa tanto la oportunidad de crecimiento, madurez y fortalecimiento, como el peligro de trastornos en alguno de sus miembros o a nivel de todo el grupo.

Es importante saber que cada familia es singular y procesara esta crisis de diferentes modos. Tanto la intensidad de la misma como la capacidad de superarla varían de una familia a otra. Muchas familias logran reacomodarse ante la situación, mientras otras quedan detenidas en el camino.

Importantísimo tener una red de contención, de apoyo, de escucha y acompañamiento para no sentirse solos en el camino tanto para el hermano ya que de él o ella hablamos en este artículo pero también para la familia.

Fernanda Florencia  Sequera

Arteterapeuta

Acompañante Terapéutico

Especialista en Estimulación Temprana

1530064929

 fernandaf.sequera@gmail.com 

Fuente imagen: Guía Infantil

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