Las habilidades sociales son el conjunto de conductas que se necesitan para poder relacionarse de un modo efectivo y satisfactoriamente con la gente que nos rodea. Es decir, que una habilidad social es algo que puede observarse, evaluarse y hasta modificarse si fuese necesario.
No se trata de algo con lo que nacemos, y es por ello que en niños no suelen hacerse latentes si no se cultivan.
Es importante que los niños y niñas sean capaces de desarrollar aptitudes sociales. De ello dependerá, en gran medida, su capacidad para involucrarse en proyectos y formar parte activa de la sociedad cuando sea adulto o incluso antes.
Cuando nos detenemos en enseñarlas, contribuimos al equilibrio emocional y la buena resolución de conflictos. Las bases de estas competencias son la empatía y la asertividad, enraizadas en un profundo amor propio.
Entonces decimos que las habilidades sociales pueden adquirirse y pulirse con ayuda de maestros y docentes, por eso es tan importante saber si en las escuelas donde asisten nuestros hijos/as tienen esta mirada y manera de acercarse a los valores con nuestros niños/as
Hay algunos tipos de habilidades sociales básicas, las cuales deben fomentarse desde que el niño/a nace. Cuando estas están presentes, es mucho más sencillo saber cuáles son las habilidades sociales más fuertes.
Algunas acciones sencillas en donde estimulamos las habilidades sociales fundamentales son:
Sonreír a los demás (por supuesto no a cualquiera)
Saludar y presentarse. Una habilidad social que servirá para establecer otras nuevas.
Colaborar haciendo favores sin esperar una recompensa a cambio.
Mostrar amabilidad con las personas del entorno.
¿Qué debemos enseñarles a los niños y niñas?:
Apego: capacidad para establecer lazos afectivos con otras personas.
Comunicación asertiva: capacidad de defender su opinión sin dañar a los demás
Resolución de conflictos: capacidad de resolver los problemas de manera efectiva y asertiva.
Autocontrol: capacidad de conocer y regular las propias emociones
Empatía: capacidad de ponerse en el ligar del otro/a y entenderlo.
Cuando se cuenta con estas aptitudes sociales, los niños tienen mucha más facilidad para hacer amigos, establecer relaciones cordiales con sus compañeros de clase, sus profesores y los miembros de su familia.
Además, les ayudan a mejorar su capacidad de concentración, ya que tienen mayor autoestima y confianza en sí mismos, lo cual les será útil a la hora de aprender.
Eliana Waichman
Psicopedagoga
Orientación familiar en temas de crianza
Orientación vocacional a adolescentes /jóvenes
elianawaichman@gmail.com