¿Te pasó de observar las redes sociales, Instagram, Facebook y notar cierta incomodidad, cierto grado de malestar y emociones displacenteras como frustración, enojo, tristeza? ¿te pasó de detenerte unos instantes, más y más pasando algunas horas así? ¿Te pasó de pensar ellos lo tienen todo, se ven radiantes y felices?
A mí sí, y esto tiene que ver con las incesantes imágenes que muestran las redes, allí donde el imperativo “se feliz” pareciera que cobra más fuerza, y no existen las emociones desagradables para uno. Donde todas parecieran ser metas, puntos de llegada, días soleados, sin presenciarse tormentas, y demás dificultades en el camino.
“Sé feliz” “disfruta el momento” “los diez pasos para estar bien” las miles de caras sonriendo” “pare de sufrir” “es hoy o nunca” “estas perdiendo el tiempo”.
El consumismo, capitalismo y la era globalizada nos invitan a vivir las experiencias de formas inmediatas y livianas, sobre todo aquellas experiencias que no son agradables para nosotros, las cuales intentamos de forma mucho más rápido quitárnoslas.
La vida implica sufrimiento, no importa cuan bonita sea la imagen.
Todos los humanos sufrimos, tiene que ver con esta humanidad compartida. Muchas veces pensamos que el dolor es propio, que aquellos viven vidas más plenas, felices, y fáciles. E intentamos miles de formas para apartar o negar nuestro propio dolor, y es allí donde lo convertimos en sufrimiento, puesto que comienza a ser el centro de nuestra vida impidiendo acercarnos a lo que verdaderamente nos importa.
El secreto está aquí, “todos sentimos dolor”, ellos, tú y cualquier persona que haya experimentado el tiempo suficiente para sentir el dolor psíquico y emocional de una pérdida, una separación, una frustración o engaño, el abandono, un grado de ansiedad elevado.
Lic. Daiana López Cross
Terapeuta Cognitiva Conductual Contextual
Directora de EDIN
edin.equipo.integral@gmail.com
https://www.instagram.com/licdaianalopezcross/?hl=es
Fuente imagen: Panamá América
Un comentario sobre «Emociones, redes sociales y el el imperativo sociocultural “se feliz”»