Los actos psíquicos en la adolescencia

Los actos psíquicos en la adolescencia, ¿Qué lugar para los padres?

¿Qué actos psíquicos se producen en la adolescencia?. Como padres se tendría que observar en un adolescente suceden diferentes actos psíquicos. Como el niño que puede crear con cualquier objeto un juego, por un deplazamiento del propio lenguaje. Un palo puede ser una varita mágica, una espada o una cuchara para preparar la comida. Los objetos se tornar objetos a ser jugados simbólicamente.

El Dr. Winnicott ubica el fenómeno u objeto transicional como precursor de esta actividad “para designar la zona intermedia de experiencia entre el pulgar y el osito(…) entre la actividad creadora primaria. (…) Mediante esta definición, el parloteo del bebé y la manera en que un niño mayor repite un repertorio de canciones, mientras se prepara para dormir se ubica esta zona intermedia..”i

Podemos decir acerca de la ubicación en una zona intermedia, un espacio de adentro- fuera. La capacidad del niño de crear imaginar, idear un objeto en esta zona intermedia es una operación psíquica que se reeditará. Y volverá una nueva vuelta en la adolescencia.

El adolescente inaugura un espacio poniendo en juego su cuerpo, pasa del juego simbólico al ponerse en juego, juega a ser adulto.

Una joven puede cambiarse el color de pelo. O hacerse las uñas esculpidas y jugar a ser una influencer o una estrella de las nuevas músicas de rap o reagueton. Podemos pensar diferentes transformaciones de la actividad lúdica en la adolescencia. Pero como en la niñez el niño pequeño es sostenido por un adulto. El cual le devuelve su propia imagen respecto de su capacidad y seguridad.

El adolescente busca esa imagen en su compañero, o amigo, su igual, en esa imagen se sostiene y sostiene a otros. Ese juego con el amigo le permite armar un nosotros. Podemos pensar en esos cuentos donde el grupo de adolescentes se iban de campamento y se asustaban de la oscuridad. O del monstruo de la laguna, en esos momentos el sostén del compañero les permite trazar un camino hacia su propia autonomía.

Esa identificación con el compañero puede darse a través de un amor por la música. Si pensamos en mi época en el fenómeno del rock and roll y los recitales donde se forma la masa de personas todas saltando al unísono.

Puedo contarles que me formé muchos años en el trabajo con niños y adolescentes. Y más allá de mi interés personal actual por la música, encontré la conexión importante de los bebés con el lenguaje a partir de su musicalidad, desde la lengua materna. El lenguaje primero es musical, hasta que comienza a realizarse una articulación entre el placer del sonido y el lenguaje.

En la adolescencia podemos pensar un nuevo pasaje por la infancia. Los distintos lenguajes que va a descubrir el adolescente uno de ellos será el músical, estas actividades geniales típicas de adolescentes, donde muchos jóvenes saltan y bailan al sonido de la música en un recital. O reeditan un nuevo juego con sus amigos, un juego del nosotros, donde se identifican al líder del grupo de música y se ligan asimismo con sus compañeros. 

Se ve de nuevo en los equipos de fútbol, los deportes son otra forma en que el adolescente realiza un acto simbólico de inscripción de un nosotros. Un juego adolescente donde pertenece a un espacio de pares. Si tomamos a Rodulfo “ Uno de los trabajos de la adolescencia es escribir intrapsiquicamente esta categoría del nosotros, estaba esbozada en el niño, en los hermanos, en los primeros amigos, pero en la adolescencia toma otras proporciones”ii..

Podemos pensar distintas actividades para la inscripción de este acontecimiento en la adolescencia. Esta inscripción se logra desde un encuentro con los otros, en una actividad donde hay satisfacción. Se inscribe un espacio de participación. Allí donde el activamente se juega y se inscribe un juego en un cuerpo distinto que el cuerpo de la niñez.

¿Podríamos preguntar el lugar del padre aquí?

El padre tiene varias posibilidades donde ubicarse, permitir; autorizar; acompañar estos procesos desde una prudente distancia.

Esta última idea de prudente distancia la podríamos desarrollar en otra nota.. pero podemos pensar lo importante de esta presencia de los padres, que ya no tendría que ser tan corporal, sino desde el diálogo. Podríamos pensar que la palabra, o conversación, toma un nuevo estatuto en esta etapa.

Lic. Patricia Caronna

Especialista en niñez y adolescencia.

patriciacaronna@gmail.com

1567812069

Bibliografía: Winnicott, Donald, (1971) Realidad y juego, Editorial Gedisa.

Rodulfo, Ricardo, (2004), El psicoanálisis de nuevo, Editorial Universitaria de Buenos Aires.

Fuente imagen: https://articulos.elclasificado.com/

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