Límites

Establecer un límite es cuidar y proteger. Es el modo en que le decimos a los chicos que ellos pueden ir despreocupados por el mundo que los adultos brindamos seguridad.

Es transmitir valores, creencias y normas. Así les decimos a nuestros hijos lo que está bien o mal, lo permitido y lo prohibido. Le mostramos que vivimos en un mundo con otras personas y que la ley no depende de nuestra voluntad. Habrá normas y creencias particulares de nuestro hogar y leyes que la sociedad nos impone.

Debemos ser claros, afectuosos, contenedores pero los límites no se negocian, no se conversan ni discuten, no se imponen con violencia, no se evaden.

¿Por qué es tan difícil poner límites? Pensemos detenidamente: cuando los límites remiten al cuidado, a la seguridad, a la integridad física, en general los padres no dudamos.

Pero cuando los limites implican decir “NO”, todo se vuelve más laxo y confuso. Porque implica frustrar y transmitir que no siempre tenemos lo que queremos. Es difícil decir que No, ver los pucheros, sostener los berrinches. Pero es muy importante que les mostremos a nuestros hijos que las frustraciones son parte de la vida cotidiana. Hacer todo bien, planear e intentar controlar detalles no es garantía de éxito. La vida está llena de restricciones y frustraciones. Una de las herramientas que podemos darle a nuestros hijos es prepararlos para un mundo con límites, con cuidados, con respeto por los demás, por las normas. Un mundo donde haya lugar para todos. Porque los límites otorgan lugares, establecen roles. Ordenan.

Lic Marina Halperin

Psicóloga Clínica. Atención Niños, Adolescentes. Orientación a Padres 

marinaphalperin@gmail.com

@inconscientes.asociados

Fuente Imagen: Indi

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