Las emociones necesitan de las palabras

El trabajo con adultos se facilita por el uso de la palabra, en el espacio terapéutico. En el caso de los niños, muchas veces las palabras son secundarias, así como lo expresé en otros posteo, el niño habla por el juego prioritariamente.

No obstante, las palabras, la virtualidad y el juego son los escenarios que los terapeutas tenemos para brindar ayuda profesional a quienes nos consultan

La palabra: es la herramienta que nos hace humanos, y en tanto sujetos de palabra, nos define y nos constituye. El privilegio que le damos a la palabra los profesionales que trabajamos en salud mental, es inigualable. Las personas son en tanto sujetos de un discurso. Que los define, los identifica, los nombra, los da a conocer y le dan significado a todo su ser.

La palabra tiene en ella todos los poderes. Según Lacan la palabra de quien acude a consulta es la que nos guía, la que debemos escuchar y, a partir de ella, dar respuesta a quien nos consultan. Es por ella que podemos cuestionar aquello que sucede, hablar sobre lo que angustia, lo que incomoda.

Decido escribir a partir de experiencias clínicas iniciadas en el mes de marzo de 2020 con el advenimiento de la pandemia en niños, familias y adultos.

Los pacientes en principio con las medidas de aislamiento psíquico y social además y conjuntamente aislamiento sanitario dispuestas por autoridades, se vieron impedidos de asistir al espacio terapéutico en forma presencial.

La asistencia online fue la modalidad de encuentro para paciente-terapeuta.

Algunos pudieron hacerlo muy bien y lo aprovecharon, otros decidieron postergar y la imposición de sus síntomas hicieron que advengan pacientes por su urgencia en la modalidad virtual. No pudieron esperar.

Los terapeutas nos vemos en la tarea de contener, tratar y consolar a personas que padecen estos efectos adversos y colaterales propios de la pandemia. Momento histórico que legalizó el encuentro con el otro de la manera que se pueda (virtual y/o presencial).

Hoy quiero dar lugar a la palabra, ese medio que muchas veces alivia, otras castiga, nos comunica y nos vincula. En la tarea clínica decido seleccionar las palabras y metáforas para comunicar y nombrar situaciones. Utilizo las palabras para comunicarme con otros, y así evalúo tipos de vínculos, modalidad de pensar, tipos de actitudes, y describo situaciones que no tienen visibilidad en el diálogo.

Los profesionales de la salud mental, necesitamos en momentos como estos recordar, trabajamos con uno de los instrumentos más potentes que tenemos que es el de las palabras, y a través de ellas la comunicación.

Las reacciones o efectos en las conductas de las personas de ciertos acontecimientos traumáticos podemos abordarlos y trabajarlos desde la palabra. Es así que en ellas se juegan, se exponen y entrelazan diferentes vivencias cargadas de incertidumbre, ira, bronca, enojo, ansiedad, angustia, tristeza, son emociones y sensaciones que necesitan palabras.

Pedir ayuda cuando la presencia y encuentro presencial entre analista y analizante no es posible, demanda de parte de ambos, una puesta en escena que debe sortear varias situaciones: el teléfono, la conectividad, la computadora, la pérdida de señal y tantos otros más que pueden interponerse impidiendo desde las herramientas tecnológicas, una adecuada tarea terapéutica.

Nuestras palabras como terapeutas, deben abrazar a la distancia, poner luz en aquello que el paciente no puede ver, atender urgencias, demandas, necesidades, y entre ambos lograr calmar y otorgar el bienestar perdido.

Lic. Andrea Biagiola

M.P. A 3101

andreabiagiola@hotmail.com

@ lic.biagiolaandrea

Cel. 03571 15570368

Fuente Imagen: margaritavilalta.com

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