Hablemos de sobreprotección

Hoy: Hablemos de sobreprotección

Cuidado y sobreprotección son dos modalidades muy distintas. Bebés, niños y niñas necesitan amparo, protección, son absolutamente dependientes de los adultos, pero ¿Qué pasa cuando ese cuidado es excesivo?. Titulamos a esta nota: Hablemos de sobreprotección

Así como para para aprender a caminar, hay que bajar de los brazos de mamá o papá, para crecer hay que frustrarse, equivocarse, limitarse.

No hay ni medidas ni reglas que indiquen la cantidad de cuidado que un bebé, niño o niña deban recibir. Pero hay consecuencias que podemos observar, hay acciones y hay efectos de esas acciones.

La infancia es una etapa de la vida y como tal tiene límites, malos momentos. Pretender evitarles a nuestros hijos e hijas todo tipo de dolor no solo es imposible sino que traerá ciertas consecuencias. No es lo mismo resolverles un problema que brindarles las herramientas para que lo hagan ellos o ellas.

Algunas veces la sobreprotección lleva “un mensaje oculto”: “yo puedo y vos no sabés, no podés, no aprenderás” Con las mejores intenciones, con el mayor de los amores, se fortalece la dependencia. Se demoran ciertos crecimientos y desarrollos evolutivos.

Por momentos la sobreprotección se debe a una ilusión, suponemos que podemos resolver todos los conflictos. O suponemos que las madres o padres somos una especie de superhéroe empoderado que lucha contra viento y marea.

Es un poco compleja la explicación pero en ciertas ocasiones la sobreprotección puede implicar voracidad, falta de límites, ahogos. Algo así como la ilusión de amor infinito, gigante, desbordante. Que nunca se calma ni colma.

Un vínculo en el cual nada alcanza y siempre se quiere un poquito más.

Hay ciertas angustias que se pretenden tapar con la sobreprotección pero son justamente esas angustias las que llevan la idea de límites, diferencias, frustraciones.

Aunque duela, nos cause miedo, aunque nos baje la autoestima o nos limite, la vida es compleja en todas las etapas. 

Nuestros hijos e hijas no son una continuidad nuestra. Son personas independientes, que se equivocarán, que llorarán.

Como dice Serrat “nada ni nadie puede impedir que sufran, que decidan por ellos, que se equivoquen…

Lic. Marina Halperin

Psicóloga

También te puede interesar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Abrir chat
Dejanos tu mensaje