Familias disociadas

La estructura familiar es un conjunto invisible de dinámicas funcionales que organizan los modos en que interactúan los individuos que la componen, que a su vez establecen las pautas las conductas y se establecen reglas.

Cuando existen conflictos internos en la familia se quebrantan las reglas establecidas y aparecen las disociaciones. La disociación es la desconexión de experiencias que no suelen integrarse de manera inconsciente con la realidad. Generalmente se la conoce como embotamiento emocional y viene aparejada por hechos de vivencias que ocasionan traumas en el seno familiar.

Muchas veces llegan al consultorio cuestionamientos tales como ¿Por qué no puedo vincularme con mis hijos? ,¿Por qué nunca podemos tener una cena o almuerzo en familia?…Los profesionales tenemos el compromiso de brindar herramientas para que los pacientes puedan visualizar cuándo una familia corre el riesgo de disociarse. Hay una herramienta que es fundamental para establecer vínculos y es la comunicación, que parece ser algo fácil pero a la hora de la practica resulta ser muy difícil.

Por los tiempos que corren muchas veces las tareas y obligaciones son obstaculizantes y no sabemos por dónde andan nuestros hijos y nuestra pareja. No generamos los espacios para dialogar y esto genera desencuentros que desembocan en caos. Nos encontramos con boletines al rojo vivo y caemos en la cuenta que el mes se nos paso y no hemos tenido un rico y placentero encuentro sexual, nos damos cuenta que el tiempo nos paso por arriba y hemos estado ausentes de las realidades de nuestro hogar.

El primer escape es el enojo con el otro, depositando culpa para no tener que auto cuestionarme y luego seguido a esto llega el malestar quedándonos con el mal sabor que deja la frustración. Nos sentimos como cuando se rompe algo de cristal y queremos desechar todo a la basura hasta que caemos en la cuenta que un día quisimos esta familia que hoy esta disociada por conflictos acumulados y no resueltos; porque  no pudimos poner en palabras todo aquello que nos molestaba, no supimos parar y poner limites a aquellas conductas fuera de lugar y nos olvidamos de decir te amo mas seguido, de comunicarnos con el cuerpo y darnos mas abrazos, de mirarnos a los ojos y no esconder las emociones tras pantallas con imágenes efímeras, que solo nos sumergen en un mutismo ensordecedor, donde cada uno se protege con su caparazón para sobrevivir a las carencias emocionales de esta disociación gestada en lo que algún día se emprendió, con el fin de ser familia.

 Como terapeuta debo dejarles la tarea mas ardua y molesta que es pensar y preguntar ¿Qué es lo que imaginábamos en el momento que decidimos formar una familia?¿Realmente nos preparamos para conformarla?¿Somos capaces de sostener a lo largo del tiempo los vínculos emocionales para una convivencia? Estoy convencida que nadie tiene la formula de la felicidad y que nada ni nadie es perfecto pero de algo estoy segura y es que todos somos capaces de proponernos desde nuestro lugar construir, deconstruir y volver a construir.

Yo creo que la vida es como la arcilla del alfarero y cada uno de nosotros sabrá que piezas va a construir de su propia arcilla hasta lograr la mejor pieza, aquella que nos enorgullezca y podamos decir :”finalmente lo he logrado”.

Almirón Liliana

Coach en conflictos de pareja, sexualidad y familia

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@sexoybienestar

Fuente imagen: Deposiphotos

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2 comentarios sobre «Familias disociadas»

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