De la necesidad a la plenitud

Necesidad, carencia, falta de… Es pocas palabras: ese vacío de algo que nos saca el derecho a la felicidad plena. 

La falta de algo nos da tristeza, enojo, sensación de injusticia. Mucho de esta manera de sentir tiene su forma de encontrar un culpable afuera. Nos da alivio saber que hay algo allá afuera (lejos de mi poder) que es responsable de eso que no tengo.

Hubo algo que me faltó de chica: amor, atención, motivación, valoración… Pero si hoy cómo adulta lo comprendo: ¿Por qué duele?

Entender hoy, que no tenían tiempo, que venían cansados de trabajar y que ellos pasaron mis cosas de chicos, no hacen mas fácil esa sensación de vacío. Con los años se le sumaron las culpas causando mas dolor en una herida que se abrió para nunca mas cerrar.

Luego de intentar negarlo y olvidar encontré en un “soy así” un hermoso bálsamo para pasar ese dolor. Reconocerlo cómo una parte inseparable de mí lo hacía ver mas pequeño mezclándolo con otras muchas otras cosas. Pero aún así había vacío. 

¿Qué es aquello que ni aceptándolo como propio, me deja ser feliz? ¡¡¡Ya te di lo que querías, dejame en paz!!! Pero no alcanzaba…

Llegó la toma de conciencia. Más dolor. ¿Se termina esto en algún momento o uno vino a penar en la vida?

Ok, me siento a revolver el fondo del dolor… Mas dolor. Ayuda, necesito ayuda!

La pedí o apareció, no lo recuerdo. Lo importante es que algo me sacó de ese dolor y lo pude resignificar.

¡Ahí está! RESIGNIFICACIÓN, eso era lo que calmaba el dolor.

Se puede sí, es indoloro, no. Pero es el camino que encontré para la plenitud. 

Hoy lo comparto con vos. Yo pude, vos también podes.
Rita Dalzin

Coach ontológico y vocacional

@coachingparapoder

+5491165421046

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