La creatividad es la capacidad de producir nuevas ideas o conceptos generando soluciones originales y distintas a los problemas y conflictos. La creatividad es sinónimo del “pensamiento original”, la “imaginación constructiva”, el “pensamiento divergente” o el “pensamiento creativo”. Implica romper con patrones establecidos para mirar las cosas de otra forma.
Ser creativos nos permite tomar mejores decisiones, innovar en nuestra realidad, encontrar más respuestas a los problemas cotidianos y adaptarnos a los cambios de maneras sanas con mayor facilidad. Algunas características que poseen las personas creativas son:
- Espontaneidad: la creatividad suele ser espontánea, es decir, no planificada. Los momentos llamados de “inspiración” son aquello que se inclinan hacia la creación espontanea.
- Libertad: el pensamiento creativo no suele jugar con las reglas, en general, las contradice y se ubica en perspectivas novedosas y diferentes.
- Sensibilidad: tiene que ver con la capacidad de asumir nuevas perspectivas utilizando todos los sentidos a disposición, vinculando las percepciones, jugando con ellas para obtener nuevas respuestas.
- Búsqueda de estimulación continúa: las personas creativas consumen objetos culturales de diversa índole como arte, literatura, juegos y actividades que le permitan la exploración libre de la subjetividad y el pensamiento original.
Hoy más que nunca sabemos y, estamos viviendo, cambios constantes en nuestra realidad y en nuestro día a día. La creatividad, es una herramienta esencial para la adaptación a nuevos entornos y circunstancias como así también una competencia cada vez más requerida en el ambiente laboral. Todas las personas tenemos esta habilidad, en la niñez se encuentra en estado puro y libre pero podemos fomentarla y potenciarla aún más en nuestros hijos… pero ¿cómo?
- Darle tiempo a los niños para solucionar los problemas, no darles todo resuelto.
- El aburrimiento no es malo! Cuando sucede, acompañarlos a que busquen aquello qué los entretiene y atrape.
- Brindarles un espacio para pensar y reflexionar, sin apresurarlos, no decirles las respuestas.
- No limitar su juego, cuando jugamos con ellos hacer lo posible para meternos en su mundo y jugar a lo que ellos quieran, cómo quieran, dejar que creen sus propias reglas.
- Tormenta de ideas: por ejemplo, organizar con ellos las tareas de la casa y los tiempos de las actividades de la familia abriéndose la posibilidad de que, cada miembro de la familia, exponga sus ideas y pensamientos para encontrar una “mejor forma de hacer” entre todos.
Corina Celeste Alfonso
Coach Ontológico Profesional
Coach Personal y Organizacional
Conversaciones individuales y/o grupales
Sesiones virtuales con actividades lúdicas
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