¿Como crear vínculos saludables en la familia?

Cada familia es única y dinámica

Los cambios en la sociedad y los estilos de vida actuales hacen que cada familia sea única y que presente características particulares que la diferencian del resto. Sin embargo, todas comparten la existencia de un vínculo común que une a sus miembros.  Estas relaciones no son estáticas ni están limitadas únicamente por el género o el rol (madre, padre, abuelo, tío) que cada uno ocupa en ella.

Un buen ejemplo de ello lo constituye el hecho de que hoy día es posible ver cada vez más padres que se encargan de las labores domésticas y cuidado de los hijos, mientras muchas de las madres trabajan fuera de casa y se encargan de mantener económicamente a la familia.

Sentar las bases de una adecuada vinculación es un proceso que empieza desde muy temprano y se va actualizando durante toda la vida.  La forma en que las personas se relacionan en la adultez, se encuentra en gran medida determinada por la manera en que estos a su vez se relacionaron con sus padres y otras figuras importantes durante su crianza.

El papel del cuidador es importante

Es conocido que la madre/padre o el cuidador principal suelen tener un papel muy importante y en muchos casos determinante durante los primeros años de vida del niño, ya que depende de estas figuras para cubrir la mayoría de sus necesidades básicas.  Sin embargo, a medida que los niños van creciendo también aumenta su capacidad de interactuar con el mundo que les rodea y con ello, las personas con las que se relaciona.

Por tal razón son los padres los que al estar más presentes en la cotidianidad de sus hijos, deben garantizar en la medida de lo posible que la calidad del vínculo afectivo familiar sea bueno porque ello es una garantía para un desarrollo sano de la personalidad a lo largo de la vida.

Algunas recomendaciones para ir construyendo unos lazos afectivos seguros y sanos serían las siguientes:

Equilibrio en las interacciones: Resulta conveniente que en el día a día con los niños, lo padres puedan ser afectuosos e imponer disciplina de una manera equilibrada.  Los niños deben sentir que sus padres le aman no por lo que hacen sino porque son sus hijos, pero que también tienen que aprender que hay que respetar ciertas normas y que sus padres tiene la responsabilidad, por amor y con amor, de imponer límites y disciplina cuando lo consideren necesario.

Flexibilidad en sus roles: Para lograr esto de una manera efectiva, el intercambio y la flexibilidad en roles resulta fundamental; el que no sea siempre el mismo padre quien imponga las normas, los castigos o que por el contrario dé las recompensas y el afecto, contribuye a que el niño tenga una visión real y completa de sus padres en donde ninguno será  siempre el ¨bueno¨ o el ¨malo¨.

Compartir tiempo de calidad: El que los padres participen y se involucren en las actividades de sus hijos también ayuda a crear un ambiente de confianza, comunicación y compenetración. Cada pequeña actividad que puedan realizar juntos como leer un libro, salir de paseo al parque, ver una película de niños, pasear en bici, hacer las compras o alguna tarea doméstica, resulta de gran importancia para el desarrollo y crecimiento de los niños y para la relación con ellos.

En este sentido es importante que tanto los padres puedan compartir actividades que sean del gusto de sus hijos, como que los niños (especialmente cuando son mayores) también acompañen a papá o a mamá en alguna actividad de su interés, sin imposiciones y ajustadas a la edad del niño, planteándolas y expresándolas como el deseo que los padres tienen de compartir eso que les gusta con alguien especial e importante para ellos.  Esto a la vez permite estrechar vínculos, les enseña a establecer una relación de reciprocidad e intercambio con el otro.

Expresión abierta de las emociones: Resulta muy útil poder hablar de sentimientos y expresar estados de ánimo con libertad y naturalidad. Preguntarles sobre sus emociones ante ciertos eventos y que los adultos expresen cómo se sienten o lo importante que ha sido para el padre estar compartiendo alguna actividad con su hijo, permite una comunicación más cercana, fluida y por consiguiente, genera un sentimiento de seguridad y valoración en los niños.

Amar en libertad: Es importante ser conscientes de que tener un fuerte vínculo no implica que el niño no sea capaz de separarse de sus padres o que únicamente se relacione con miembros de la familia.  Un desarrollo emocional adecuado pasa también por fomentar la creación de vínculos de amistad y relaciones fuera del entorno familiar: esto ayudará a los niños a sentirse más seguros de enfrentarse al mundo y les enseña que para sentirse cercanos a sus padres y formar parte de su familia no es necesario sacrificar su individualidad, identidad personal y autonomía.

Adaptación a los cambios: A medida que los niños crecen, cambian también sus necesidades y las demandas para con sus padres, lo que conlleva a una modificación inevitable en las relaciones que establecen con ellos.  Los adultos deben estar especialmente atentos para detectar estos momentos y no quedarse estancados en patrones fijos o modos antiguos de interacción, sino adaptarse a lo que el hijo va pidiendo o necesitando en cada momento.

Finalmente, es importante recordar que siempre es un buen momento para fortalecer, retomar o mejorar los vínculos con la familia o seres queridos.  El tener la iniciativa de realizar actividades distintas y nutrir día a día las relaciones con pequeños detalles, provocará modificaciones en la conducta de los otros y traerá como consecuencia una mayor armonía familiar.

Johana Bernardez

Fuente imagen: moneymagpie.com

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